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29 de octubre de 2013

Olor y cancer




De las múltiples carreras que en paralelo afrontan los investigadores médicos, la del diagnóstico precoz y sencillo es de las más activas. Casi ninguna patología se libra, pero en oncología en donde parece que el beneficio puede ser de los mayores. Y pocas cosas pueden ser más sencillas y rápidas que medir compuestos en el aliento de una persona para saber si tiene un problema de estómago. Es lo que han ensayado investigadores israelíes y chinos en un trabajo que publica British Journal of Cancer.
En el estudio participaron 130 personas, 37 con cáncer de estómago, 32 con úlceras y 61 con otros problemas gástricos. La prueba es muy sencilla: se les hacía soplar y su aliento era analizado por tres sensores. Si estos detectaban indicadores de cáncer u otros problemas, los registraban. En concreto, se medían cinco sustancias: 2-propenonitrilo, 2-butoxietanol, furfural, 6-metil-5-hepten-2-ona e isopreno.
Los resultados, a confirmar en futuros análisis a mayor escala, fueron muy buenos. Para los casos de cáncer gástrico, la sensibilidad de la prueba (capacidad de detectar el problema) era del 89%, Su especificidad (no se confundía el resultado con otros casos) era del 94%. Para las úlceras eran algo peores: 84% de sensibilidad y 87% de especificidad.


En el ensayo se comprobó que otros factores, como el tabaquismo (un proceso por el que el aliento de los pulmones se llena de sustancias fruto de la combustión del pitillo), no interferían en los resultados. Tampoco se daban falsos positivos por consumo de alcohol o por la presencia de Helicobacter pylori, la bacteria que se sabe es causa de las úlceras (este hallazgo proporcionó el Nobel en 2005 a sus descubridores, Barry Marshall y Robin Warren).
El estudio, si se comprueba y se generaliza, tiene una aplicación inmediata: diagnosticar el cáncer de estómago lo antes posible y de una manera fácil. Con ello se evitarían procedimientos como las endoscopias y las biopsias. Esto sería muy útil en países con peores estructuras sanitarias, aparte de que resulta mucho más cómodo para el paciente. La idea sería crear una especie de alcoholímetro con los nanosensores y prepararlos para que un indicador cambiara de color al registrar el cáncer o la úlcera.
La posibilidad de diagnosticar de una manera temprana sería muy útil. Lo engorroso de las pruebas hace que muchas veces este no se identifique hasta tarde. Lo que empeora su pronóstico. Se trata de un tumor en el que la cirugía es la mejor opción, por lo que mientras menos haya que extirpar, es mejor para el paciente.

El ensayo tiene también otra aplicación futura: mostrar que hay métodos de diagnóstico no invasivos que merece la pena estudiar. Hace dos años, un estudio mostró que se podía entrenar a perros para identificar el cáncer de colon en las heces o el aliento de los enfermos, y ha habido otros ensayos similares para otros tumores (En 2004 se publicó que unos perros detectaban el cáncer de vejiga oliendo la orina de los afectados), pero con una ventaja: se podría prescindir del perro.

 


Siempre han circulado anécdotas sobre perros detectares de cáncer, en sus dueños, pero esta vez los expertos aseguran que este fenómeno ha sido probado científicamente (Hosp. Amersham, Inglaterra)
El cáncer produce un olor particular, y como los perros tienen un olfato tan desarrollado, los científicos decidieron aprovechar esa capacidad para detectar esos olores.
Durante el termino de siete meses, se entrenaron a un grupo de perros de diferentes razas y edades para distinguir entre la orina de pacientes sanos y orina de pacientes con cáncer de vejiga.
Los perros pueden detectar el cáncer

Para cada perro se usaron siete muestras de orina, de las cuales solo una pertenecía a un paciente con cáncer. La prueba se hizo nueve veces con cada animal. Además, todos los perros seleccionaron como positiva una muestra de un paciente cuyos resultados médicos, indicaban que no tenía cáncer.
Como todos los animales la señalaban como positiva, se le hicieron más pruebas al paciente y se les encontró un tumor en el riñón derecho. Debemos destacar que no todos los canceres tienen el mismo olor (pulmón, mamas, etc.), por eso el entrenamiento del perro, es distinto en algunas detecciones (cáncer epidémico, melanomas).

Seria oportuno, iniciar el conocimiento sobre la percepción canina de esos olores emanados por el paciente: El olfato es extraordinario, siendo muy elevado el número de células olfativas, estimadas de 125 a 300 millones según la raza, mientras que el hombre posee unas 500.000.
En la epidermis de nuestra piel, existen varias capas de células muertas que contienen "queratina". Diminutas partículas de las mismas, se desprenden constantemente con una frecuencia media de 40.000 por minuto y son elevadas y transportadas por el aire en movimiento, que las dispersa, aunque tienden a concentrarse sobre la fuente de donde emanan (paciente)
Estas partículas portadoras de olor humano, se encuentran envueltas por bacterias y vapores, como el sudor y la grasa, que ciertas glándulas cutáneas vierten al exterior.
Las glándulas sudoríparas (ecrinas) responsable del sudor, se activan por efecto del calor y predominan, en las palmas de las manos y la planta de los pies. Las glándulas apocrinas (glándulas sudoríparas modificadas) son accionadas por efecto del estrés y el miedo, generando sus secreciones un olor importante para la captación, por el olfato del perro. Se encuentran localizadas en axilas, ingles y aureolas mamarias.



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