Los jardines verticales son un sistema impermeabilizante de larga duración.Lo que desgasta el impermeabilizante de cualquier construcción son los rayos solares. Cuando usted instala un techo o jardín vertical protege el impermeabilizante, aumentando su vida útil de 5-10 años a más de 30 años; lo cual se traduce en un ahorro considerable.Los techos y jardines verticales también son un aislante natural del ruido y el calor, además de hacer más frescos los espacios debido a la transpiración de las plantas, reduciendo así el uso de aires acondicionados.La instalación de un jardín vertical en un edificio con una fachada de nos ahorra dinero en consumo eléctrico.
El jardín vertical aparece como un aislamiento ecológico, una manera diferente de ver la naturaleza haciendo arte basándonos en cómo crecen las plantas en su estado natural. Los jardines verticales son arte, ciencia y un valor añadido a las fachadas e interiores de edificios, creando así un nuevo interés comercial en las viejas y nuevas construcciones.Con el diseño de jardines verticales no sólo se maximiza el interés comercial de un inmueble si no que aumenta su precio de venta.
Bonita fachada vegetal realizada por Patrick Blank en el Caixa Forum de Madrid
La falta de espacios vegetados en la
ciudad ha generado un boom de los llamados jardines verticales en
espacios públicos y privados. Estos jardines la mayoría de las veces
son fachadas vegetales, es decir, paramentos verticales recubiertos de
vegetación. El resultado es un mural verde que aporta todos los
beneficios de las especies vegetales al medioambiente y que a veces
puede llegar a considerarse una obra de arte, como es la fachada vegetal
realizada por Patrick Blank en el Caixa Forum de Madrid.
Pero ¿deberían llamarse jardines
verticales? Un jardín es un espacio diseñado para el placer de los cinco
sentidos: visión, audición, gusto, olfato y tacto. En este caso se
reduce al placer de la visión y por tanto en caso de llamarse jardín
sería contemplativo.
¿Y qué jardín vertical puede ofrecer
placer a los cinco sentidos? Aquel en el que además de verse se puedan
escuchar los sonidos que generan la fauna o el movimiento de sus
plantas, se puedan coger sus frutos, oler sus tallos y flores, rozar sus
hojas…,es decir, un jardín que se pueda recorrer y en el que se pueda
estar. Son lugares, son jardines transitables.
Lo novedoso de estos muros vegetados
respecto a las fachadas y pérgolas tradicionales cubiertas por plantas
trepadoras es que el sustrato vegetal pasa de estar en el suelo a estar
suspendido en la pared.
Esto ha permitido que aumente
infinitamente el abanico de especies a elegir, pues ya no se depende
solo de plantas trepadoras que por sí mismas crecen cubriendo
superficies, sino que se puede elegir la vegetación que se quiera
siempre y cuando se estudie el sistema radicular de la planta y el tipo
de soporte vertical sea el adecuado.
Se consiguen así combinaciones de
especies que hasta ahora solo se veían en superficies horizontales o
iclinadas realizadas a través de sistemas de contención del terreno como
mallas geotéxtiles, muretes, rocallas, piezas prefabricadas,etc, que no
conseguían llegar a la verticalidad.
Actualmente existen varios sistemas de
fachadas vegetales desarrollado por empresas que venden los paneles
prefabricados ya sembrados a un precio elevado y con un mantenimiento
asociado, de manera que el usuario se convierte en un simple observador.
El tamaño cada vez más reducido de las
viviendas hace que sea difícil convivir con vegetación, y esa falta de
interacción es lo que demanda el ciudadano. Muestra de ello son las
actuaciones de apropiación de solares abandonados por parte de
colectivos que deciden crear huertas urbanas o jardines en sus barrios, o
los constantes diseños emergentes que permiten tener plantas en
espacios reducidos dentro de casa.
Dada esta falta de contacto con la
vegetación en las viviendas lo deseable sería que cada ciudadano
accediera a un jardín en un radio de máximo 15 minutos de su casa.
Debido a la falta de suelo en la ciudad, la propuesta de realizar
jardines verticales diseñados como entendemos las plazas, parques o
jardines horizontales de nuestras ciudades, que no solo garanticen las
condiciones necesarias para que la vegetación viva en vertical, sino que
se piensen para el uso y disfrute de los ciudadanos, sería una buena
solución.
La diferencia de espesor entre un muro
vegetado que oscila entre 30cm y 1m y un jardín vertical que podría
diseñarse partiendo de un ancho de 1,5m no es tan grande. Por tanto es
importante valorar ambas opciones antes de desarrollar un proyecto.
Si la ciudad además de cubrir sus
medianeras o tapias de vegetación, ofreciese espacios públicos en
altura, entonces los jardines verticales dejarían de ser una moda que lo
cubre todo de verde para vender una falsa sostenibilidad.
Nos sirven incluso unos sencillos palets.
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