Pertenece a los alimentos
catalogados como RUTF (Ready to Use Therapeutic Food), se llama Plumpy Nut y es obra de un pediatra e
investigador francés llamado André Briend
El producto “milagro” se engloba en los alimentos
catalogados como RUTF (Ready to Use Therapeutic Food), se llama Plumpy Nut y es obra de un pediatra e
investigador francés llamado André Briend, que se inspiró, un
día cualquiera, desayunando, en la crema de nutella que tomaban sus
hijos. Junto al empresario francés Michel Lescanne,
dueño de Nutriset, una compañía agro alimentaria dedicada al
100% a temas humanitarios, crearon en 1999 una pasta a base de leche en polvo,
cacahuete, azúcar y diversas vitaminas y nutrientes que ahora usan todas las
agencias hunanitarias (ONU, UNICEF…) y ONG.
Cacahuete, azúcar, grasa vegetal y leche en polvo descremada,
enriquecida con vitaminas y minerales. Esa es la composición de un milagro,
de un milagro que administrado dos o tres veces al día de cuatro a seis semanas
significa salvar la vida de un niño, de miles de niños con desnutrición aguda
severa, una “enfermedad” que ha infectado a miles, millones de niños en el
Cuerno de África. Se suele emplear para las urgencias alimentarias. ¿Por qué? Sencillo, es el mejor remedio para contener la
hambruna en los niños, especialmente en los más vulnerables, los menores de 5
años.
No contiene agua, lo que les hace resistentes a las bacterias. No requiere
preparación previa y su caducidad está fijada en 24 meses. Se reparte en sobres
individuales de 92 gramos envasados al vacío, listos para comer, con un aporte
de 500 calorías. Hasta entonces se venían usando diversas soluciones: sales
yodadas que había que disolver en agua, con el riesgo de enfermedades que ello
supone, barritas nutritivas que también necesitaban agua, suplementos
alimenticios que obligaban al niño a estar en el hospital.
Lo más interesante es que Nutriset, cuya fábrica está en Normandía, ha
creado y la “Plumpy Field Network“,
una red de empresas franquiciadas que fabrican los productos en otras partes
del mundo, especialmente en aquellos países que viven y sufren más de cerca la
crisis alimentarias y que, por tanto, tienen mayor capacidad de actuar. Así, en
Etiopía, está HILINA, una fábrica que con la crisis actual
del Cuerno de África, está aumentando su producción para pasar de una media de
300 a 800 toneladas al mes.
Los cacahuetes se utilizan tostados o cocidos, con todo y vaina, para luego
ser consumidos por las gentes; también sin cáscara y tostados y salados; los
granos enteros o fraccionados se utilizan en dulces, pasteles, galletas y otras
confecciones; en mantequilla de cacahuete; aceite de cacahuete, panes de
cacahuete, etc.
Los granos frescos contienen de 35 a 32% de proteínas y de 40-50% de grasa y
además cistina, tiamina, riboflavina y niacina. Son altamente nutritivos y en
consecuencia tienen una parte de importancia en la dieta de millones de gentes
que no pueden adquirir proteínas y grasas animales.
El aceite de cacahuete se hace cociendo los cacahuetes fraccionados en
recipientes especiales o mediante su extracción e a una presión hidráulica de 3
ó 3 toneladas. Se pueden utilizar para la cocina en su estado natural o se
puede procesar en una gran variedad de productos.
Recientes estudios han tratado de encontrar la relación entre una elevada
producción de aceite, en las diferentes variedades ensayadas, y su base
molecular. Algunas variedades de cacahuete mutantes contienen hasta un 80% de
grasas, principalmente monoinsaturadas. Los niveles normales alcanzan entre un
36-67%. Los objetivos de estos trabajos fue investigar mutaciones que fueran la
causa de esos altos niveles de grasas en los cacahuetes. Todas estas
investigaciones se encaminan ha encontrar marcadores moleculares para dichas
variedades así como mejorar genéticamente las variedades existentes. Los datos
obtenidos sugieren que los fenotipos ricos en aceites están correlacionados con
la expresión o no de determinados genes.
La pasta de cacahuete es un excelente alimento suplementario para el ganado que
contiene de 40 a 50% de proteínas, de 6 a 20% de grasa, cistina y vitaminas del
complejo B. Esta pasta también se utiliza para el consumo humano en algunos
países tropicales, después de que las proteínas hayan sido parcialmente
descompuestas mediante la acción de hongos. La pasta en la forma que se obtiene
de la fábrica de aceite se pulveriza, se humedece por un día en agua, se
elimina el aceite de la superficie, se lava varias veces, se somete a vapor, y
se le comprime en moldes cuadrados o rectangulares. Las aplicaciones de micelio
de Rhizopus (Rhizopus oryzae Went) en mezcla con la harina de
arroz, dan a la pasta de los moldes una apariencia blanco grisácea, o blanca,
en tanto que las aplicaciones de Monilia (Monilia sitophila
Sacc) en mezcla con harina de maíz, les dan una color naranja. Se deja que los
hongos se incuben durante varios días en la pasta en un lugar bien sombreado.
Cuando la pasta está lista par usarse en la alimentación se obtienen trozos que
luego se fríen o se utilizan en sopas. Es una alimento de muy fácil digestión y
altamente nutritivo, así como de buen sabor.
Con frecuencia los cacahuetes se cultivan para utilizarse como forraje, heno,
pastura o ensilado, en cuyo caso las plantas deben cosecharse antes de su
floración. Los pequeños brotes también pueden utilizarse en la alimentación
como legumbres. Son ricos en proteínas y calcio, pero si se consumen en grandes
cantidades, pueden causar desarreglos en la digestión.
Es un buen paliativo de crisis alimentaria, pero no de la pobreza. Sirve
para que se muera menos gente de hambre, pero lo realmente importante para
acabar con la pobreza sería mejorar las explotaciones agrícolas locales”
“Es un instrumento fácil de emplear en situaciones de crisis, en comunidades
rurales. Los niños suben de peso, están mejor nutridos. En estados de
convalecencia o de prevención funciona bien”, explicó la nutricionista
Anita Sackl, de MSF.
“Estamos apoyando redes para distribuir nuestros productos y llevamos a cabo
iniciativas para un mejor acceso nutricional de la población más pobre” en
Bolivia, Guatemala y Perú, indicó a Tierramérica el periodista francés
Christian Troubé, asesor de Nutriset.
Troubé publicó el año pasado el libro “Nutriset, l’autonomie nutritionnelle
pour tous” (“Nutriset, autonomía nutricional para todos”), aún no traducido al
español.
En 2007, esta compañía francesa abrió la filial Vitaset en República
Dominicana, desde donde fluye la dotación alimenticia para Haití. Sin embargo,
su incursión en América Latina marcha a paso lento.
Por ser un cultivo de temporada lluviosa, los agricultores plantan el
cacahuate entre mayo y junio para recogerlo entre octubre y noviembre. “Lo
hacemos todo, desde la limpieza manual hasta el envasado”, explicó Condado,
quien se graduó de economista en la estatal Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla.
El Grupo Cacaloxúchitl, palabra que en lengua indígena puede traducirse como
“lirio que florece en mayo” o “flor de cuervo”, ha financiado el proyecto con
sus propios recursos, con los cuales ha adquirido una descascaradora y un
molino.
Para los productores, es más rentable dar valor agregado a la materia prima
que sólo comercializarla, pues les pagan menos de un dólar por kilogramo de
esta legumbre. En cambio, el producto manufacturado se puede vender entre tres
y cuatro dólares por cada recipiente de 260 gramos.
“El hecho de que se cultive en muchos países en desarrollo permite utilizar
recursos locales para la producción de alimentos terapéuticos, dotando a los
países de mayor autosuficiencia y seguridad alimentaria”, declaró Guimón.
“Es fácil de usar en lugares donde el cacahuate forma parte de la dieta
local. México podría ser un sitio ideal para un proyecto similar”, indicó
Sackl.
En India, Kenia y Etiopía, por ejemplo, han surgido fábricas que procesan
alimentos terapéuticos listos.
El futuro de la cooperativa pasa por la obtención de la certificación
orgánica, el acceso a financiamiento público y la incursión en los esquemas de
economía solidaria y comercio justo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario