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15 de octubre de 2013

Cubiertas vegetales

 Techos Verdes en Noruega

  Techados vegetales

Reducen la contaminación ambiental y el cambio climático. Las plantas absorben diversas partículas contaminantes y el dióxido de carbono (CO2). Con solo el 6% de techos cubiertos de vegetación en Toronto se eliminarían 30 toneladas de partículas contaminantes de la atmósfera cada año, según Green Roofs, una asociación para el fomento de los techos verdes en América del Norte.
Controlan la temperatura. Así lo señalan diversos estudios, como uno del Instituto Americano de Ciencias Biológicas, que asegura que en verano pueden reducir el consumo de aire acondicionado hasta en un 25% y evitar en invierno pérdidas de calor de hasta un 50%. Asimismo, limitan el fenómeno de la "isla de calor", que eleva la temperatura en las grandes ciudades.

Disminuyen el consumo energético. Un menor gasto en climatización ahorra energía. Un estudio de la consultora Weston Design señalaba que si todos los edificios de Chicago tuvieran techos verdes, se ahorrarían 68 millones de euros en energía, el equivalente a la producción de varias centrales térmicas de carbón o un pequeña central nuclear.
Protegen el edificio y las zonas colindantes. Si están bien construidos, el techo se conserva mejor al estar más protegido de las inclemencias. Las calles también se benefician, ya que al absorber el agua de la lluvia contribuyen a no saturar las alcantarillas.

Combaten el ruido. Los techos verdes y, en general, los sistemas que cubren de vegetación las edificaciones, como las paredes vivas, reducen la contaminación acústica en las ciudades provenientes del tráfico rodado y de otras fuentes, como el aire acondicionado. Por ello, el "greening", o reverdecimiento urbano, se incluye en la Estrategia de Infraestructuras Verdes de la Unión Europea.
Aumentan la biodiversidad urbana. Las plantas, además de aumentar la biodiversidad en sí mismas, sirven de cobijo a otras especies, de manera que se consiguen ciudades más verdes.

Techos Verdes en Noruega

También conocidos como techos vivientes, ecológicos o ajardinados, ya se usaban en la antigüedad por pueblos como los vikingos. En la década de los 60 del pasado siglo, diversos arquitectos y diseñadores recuperaron en Alemania esta práctica, que se ha extendido a otros países del mundo.
Uno de los precursores es el techo verde del edificio Geno Haus, en Stuttgart (Alemania). Construido en 1969, se remodeló en 1990. Algunos promotores han aprovechado la rehabilitación de edificios antiguos para incluirlos. Es el caso del "Dreamhouse", en el barrio Lijnbaan de Róterdam (Países Bajos). Originario de 1950, posee tres pisos con escaparates en la planta baja y una azotea ajardinada. En Francia el museo "Historial de la Vendée" se inauguró en 2006 con casi dos hectáreas verdes de especies nativas en su techo.
Ya fuera de Europa, en Estados Unidos, uno de los techos verdes más destacados es el del City Hall de Chicago. Desde los edificios colindantes se puede admirar, como ocurre con el autor de la foto que encabeza este artículo. En Nueva York, el techo verde del edificio residencial "The Solaire" fue elaborado en 2003 y es obra del arquitecto Rafael Pelli y la paisajista Diana Balmori.
En Japón, donde se promueve la instalación de estos elementos verdes urbanos, destaca el Fukuoka Prefectural International Hall. Posee 100.000 metros cuadrados sobre 15 terrazas encima y más de 35.000 plantas.
En España también se pueden ver algunos buenos ejemplos de techos verdes. La Villa Bio, en Llers (Girona), incorpora la vegetación local para estar en sintonía con el entorno mediterráneo. En Santander, la OS House se adapta también al terreno con la vegetación de los alrededores. y mas....




Vivienda está inspirada en  Gaudí, con paredes curvas y enormes ventanales.Con criterios bioclimáticos.

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