MADRID
En todas las ciudades en las que se ha implantado [la bici pública],
la presencia de bicicletas privadas se ha visto multiplicada.El Plan Director de Movilidad Ciclista de
Madrid se aprobó en 2008. Desde entonces se han construido 283
kilómetros de infraestructura bicifriendly en la ciudad, entre carriles
bici, ciclocarriles, aceras bici y ciclocalles. Casi dos tercios de
estas intervenciones no han tenido un efecto directo en la movilidad.
Una realidad que muchos ciclistas usaban para describir como “política
cosmética” las propuestas del Ayuntamiento.
Ahora, sin embargo, reconocen un cambio de actitud. “La bici pública
aportará una mayor visibilidad a la bicicleta en Madrid, pero habría que
incluir otras medidas como disuadir del uso del coche y reducir las
velocidades”, reivindica Juan Merallo, coordinador de ConBici,
organización que, desde hace más de 10 años, representa a las
asociaciones ciclistas de toda España.
Este último, un problema típico de los sistemas públicos ya que las
bicicletas se acaban concentrando en las estaciones que están en las
zonas bajas de la ciudad mientras que se producen carencias en los
barrios más altos.“Bonita es, pero no debe ser barata”, aventura un
peatón tras preguntar varias cuestiones con respecto a la novedosa
bicicleta. “Para
evitar los robos, la bicicleta lleva incorporado un GPS y estamos
barajando añadir un sistema de bloqueo que evitaría realizar movimientos
con ella”, explica Miguel Vital. “Además, si la robasen llegaría un
momento en el que no podrían utilizarla ya que la única manera de
recargar la batería es con el sistema incluido en los puestos de
anclaje”, continúa.
Con una autonomía de 18 horas, las bicicletas necesitan cargar las
pilas para continuar rodando. Algo que realizarán por las noches. Como
la empresa inauguró hace dos meses un sistema similar en San Sebastián,
podrá afinar detalles antes de la inauguración de la bici pública
madrileña, prevista para antes del 1 de mayo de 2014.Circulando con ella
todo parecen ventajas: el peso no es excesivo, la asistencia al
pedaleo, cómoda y suave, y la bicicleta gira cabezas allá por donde
pasa.
¿Cuánto va a costar recorrer Madrid en esta aparente maravilla? El
sistema tarifario, impuesto por el Ayuntamiento, es, sin duda, la parte
más compleja del proyecto. Por un lado contempla su inclusión plena en
la red de transporte público; es decir, las bicicletas podrán ser usadas
por abonados y no abonados con variaciones en el precio. Si no se
dispone de carné de socio, cada viaje costará dos euros.Con la
acreditación todo cambia. La tarjeta tendrá un coste anual de 15 euros,
si el mes que se adquiere se posee una tarjeta de Abono Transporte. En
caso contrario será de 25 euros.
A pesar de ello, y a diferencia de la mayoría de sistemas públicos de
alquiler, cada vez que se quiera usar el servicio hay que realizar un
pago de 50 céntimos. “La tarifa por trayecto responde a la pretensión de
captar usuarios de viajes mecanizados en lugar de a peatones. No
queremos que la gente deje de caminar sino que valore el notable ahorro
que ofrece la bicicleta con respecto a otros medios de transporte”,
defiende el director Jiménez.
En líneas generales, el viaje en bici costará algo menos que la mitad
del trayecto más barato en transporte público. Además, si la bicicleta
se coge de una estación con exceso de velocípedos se descontarán 10
céntimos. Del mismo modo, si se realiza la entrega en una estación con
déficit de bicis, se descontarán otros 10. De esta manera, el viaje
puede salir a 30 céntimos.
“Este modelo tarifario, tan diferente al resto de sistemas, es la
única pega que le veo”, confiesa Rafa Vidiella, periodista y director de
la revista especializada Ciclosfera. “A pesar de ello, puede
funcionar”, añade.Todo parece enfilado para que Madrid estrene el
sistema de bicicleta pública más novedoso de Europa. Varias ciudades de
orografía compleja, entre ellas Lyon y San Francisco, se han interesado
por el modelo madrileño. Ahora solo falta darle un nombre. Tras
descartar MyBici, antigua propuesta, en el Ayuntamiento están en plena
lluvia de ideas. Una de ellas, jugar con el término Mad, loco en inglés.
¿Mad Bici, las locas bicis eléctricas de Madrid?
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