Los CTP se conocen asimismo como contaminantes orgánicos persistentes (COP o pops, según sus siglas en inglés). Son enormemente resistentes a la degradación, persisiten en nuestros organismos hasta entre 10 y 30 años, esto significa que una mujer que de joven o niña consumió alimentos contaminantes (con concentraciones de hexaclorobenceno, lindano, DDT, policlorobifenilos (PCB) y dioxinas) es hábil para transmitir estos componentes a sus hijos.
Los contaminantes tóxicos persistentes constituyen un riesgo real para la salud humana y el medio ambiente. Con productos altamente tóxicos están mermando nuestra calidad de vida: contribuyen a causar efectos como infertilidad y malformaciones congénitas, trastornos del aprendizaje, hipotiroidismo y otras enfermedades endocrinas, inmunodepresión, alergias y sus trastornos asociados, síndromes de fatiga crónica y de hipersensibilidad química, alteraciones epigenéticas y cambios en la expresión génica, promoción de cánceres, diabetes o algunas de las enfermedades mal llamadas degenerativas (Parkinson, Alzheimer).
España
En 2007 un equipo del Hospital Universitario San Cecilio, en Granada, ha analizado el contenido de 150 placentas de mujeres que han dado a luz y que viven en el sur de España, una zona que contiene la mayor concentración de invernaderos agrícolas de Europa. Los resultados obtenidos indican que cada placenta contiene al menos ocho tipos de pesticidas diferentes.
El más frecuente es un metabolito del DDT, el p,p-DDE, que está presente en el 96% de las placentas analizadas. Se trata de algo sorprendente, al menos en apariencia, ya que hace décadas que el uso del DDT está prohibido en España. Otros pesticidas muy frecuentes son el endosulfan-diol y el lindano, presentes respectivamente en el 77% y el 74% de las muestras.
En 2009, el Departamento de Salud de la Generalitat de Cataluña ha elaborado un informe sobre los niveles de COP en sangre en una muestra de 919 personas, mostrando que todas las personas están contaminadas por al menos 3 de los 19 compuestos analizados (seleccionados por sus usos históricos en la agricultura y la industria). El informe confirma que “los niveles de COP aumentan con los años”, destaca Miguel Porta, catedrático de Salud Pública en la Universidad Autónoma de Barcelona y director del informe.
Fuente : http://www.vidasostenible.org/observatorio/f2_final.asp?idinforme=1173
Miguel Porta, catedrático de Salud Pública en la Universidad Autónoma de Barcelona .Responde a preguntas :
¿Cuáles son los compuestos tóxicos persistentes más habituales en la población?
- Con más frecuencia, los plaguicidas: el DDT y su principal producto de degradación, el DDE. También el hexaclorobenceno (usado como pesticida) y el lindano (plaguicida). Entre los industriales, destacaría los PCB (policloro bifeniles), como aislantes eléctricos y otros usos cotidianos.
-¿Cuál es la principal vía de entrada de los CTP en el cuerpo humano?
-Los alimentos y, en concreto, la parte grasa de estos alimentos. Porque los CTP son extraordinariamente lipofílicos, y se disuelven muy bien en las grasas. Además el organismo humano, a través de los riñones, no los puede excretar, y los vamos acumulando lentamente a lo largo de nuestra vida.
-Así que, para no acumular CTP, ¿qué puede hacer el ciudadano? ¿Comer menos grasas?
-Bueno, comer menos grasas siempre es una buena idea; no hay ninguna razón positiva para comer más.
-¿Vamos a peor en esto? ¿Seguimos acumulando CTP?
-En el caso de algunos compuestos estamos estancados a la hora de reducir su concentración; en otros, empeoramos porque están entrando en la cadena alimentaria y, en otros, hemos ido discretamente a mejor. Creo que hemos ido a mejor con demasiada lentitud y que hay comunidades autónomas que no hacen suficientes controles de la contaminación química de las alimentos.
-¿Hay excepciones en positivo?
-Algunas de las excepciones son Cataluña o el País Vasco. En esta última comunidad se hacen estudios de dieta total. Se coge una muestra representativa de lo que habría en una cesta de la compra típica, se analizan los alimentos y se mira si tienen CTP.
-¿Se puede saber cuándo exactamente se contaminó el alimento?
-Bueno, el principal problema es que estos compuestos tan persistentes también se detectan habitualmente ya en el pienso que comen los animales.
-Visto lo visto: ¿en este eslabón de la cadena también faltan controles?
-En Europa se hacen analíticas sobre la contaminación química del pienso y se intenta controlar, pero creo que hay que controlar todos los eslabones de la cadena alimentaria: desde el pienso hasta el producto que llega al consumidor. Hay poca información disponible sobre qué controles hacen las autoridades en ganadería y qué controles hacen las grandes distribuidoras de alimentos. Porque estoy seguro que los hacen, y no siempre los dan a conocer.
-¿O sea que en esto también se hace la vista gorda?
-No, lo que pasa es que a veces el consumidor aún no reclama esta información. Yo estoy convencido de que las autoridades y las empresas responden más a lo que lo que el consumidor pide de lo que muchos ciudadanos creen. El consumidor tiene más poder del que a veces ejerce.
-¿Qué información habría que dar?
-Pues estos son los alimentos analizados y estas las concentraciones de CTP.
-¿Se ha demostrado que hay correlación entre determinadas concentraciones de CTP en una zona y una mayor prevalencia de algunas enfermedades, como cáncer o diabetes?
-Hay un cuerpo de conocimiento importante, aunque no suficiente. Está demostrado que las dioxinas son carcinogénicas. También hay estudios que indican que estos compuestos aumentan el riego de linfoma no-Hodgkin (LNH), etc. Otros que demuestran que la diabetes es más frecuente en lugares donde hay mayor concentración de estos compuestos.