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6 de junio de 2014
Palatibilidad
La palatabilidad -es decir, lo grato que resulta un alimento al paladar- influye muchísimo en nuestras preferencias alimentarias. Cuanto más placenteros sean los alimentos, mayor será nuestra ingesta, en ocasiones por encima del apetito. Según acaban de detallar investigadores de la Universidad de Birmingham, nuestros alimentos preferidos tienen un rasgo en común: su irresistible sabor se potencia con tres ingredientes, sal, azúcar y grasa. Tres ingredientes que, en exceso, resultan peligrosos para la salud, que abundan en nuestro entorno y que se presentan en una amplísima variedad de formas, texturas, aromas y sabores, lo que contribuye a incrementar nuestro riesgo de padecer sobrepeso y obesidad. Pero, ¿por qué nos gustan tanto? ¿Por qué nos atraen más las patatas fritas que unos dados de zanahoria o un apio? El presente artículo da respuesta a estas preguntas, muy ligadas al placer y la biología, pero también a la historia y la filosofía.
El filósofo griego Epicuro fue uno de los primeros pensadores en documentar el papel del placer en el comportamiento. Para él, el placer puede moldear nuestras acciones y elecciones futuras. Así, experimentar mucho placer al entrar en contacto con un objeto (como puede ser un delicioso bocado de un gofre cubierto de crema) puede influir muchísimo en nuestro manera de interaccionar con dicho objeto.
La "alegría de comer" no solo está mediada por la satisfacción que otorga cubrir una necesidad fisiológica vital. El proceso de regulación del apetito es de todo menos fácil. Sabemos que se modula mediante un mecanismo cerebral que controla el llamado "equilibrio energético". Dicho mecanismo se denomina "regulación homeostática" y pretende equiparar la energía que gastamos con la que ingerimos con los alimentos. Existe una regulación homeostática a corto plazo, pero también funciona a largo plazo, y en ella participan diversas sustancias corporales (péptidos gastrointestinales, hormonas de los tejidos grasos del cuerpo y mecanismos centrales localizados en el hipotálamo).
Alimentos irresistibles:
* Dulces y postres, como el chocolate, buñuelos, galletas, pasteles, dulces y helados de crema.
* Aperitivos salados, como patatas fritas o galletas saladas.
* Comidas rápidas, como hamburguesas, pizza o pollo frito.
* Bebidas azucaradas, como las gaseosas, té dulce, batidos, café dulce u otras bebidas con azúcar.
Los alimentos más placenteros pueden modular nuestra ingesta, ya sea en condiciones de hambre o de saciedad. Saborear alimentos apetitosos puede darnos una enorme satisfacción. Es aquí donde entran en juego los alimentos con muchas calorías, o los alimentos salados. Los animales, según reflejaron Clifford B. Saper y colaboradores en la revista Neuron en octubre de 2002, tendemos a consumir sustancias dulces y saladas más allá de la necesidad de reposición de energía, mientras que evitamos las sustancias muy agrias o amargas, un comportamiento que incluso se produce entre animales privados de comida. Estas elecciones se justifican mediante una explicación adaptativa: los sabores amargos se asocian a menudo con alcaloides tóxicos, mientras que la acidez de muchas sustancias ácidas puede indicar deterioro o inmadurez del alimento. Los sabores dulces, grasientos o salados, en contra, nos indican que los alimentos que los contienen nos aportarán nutrientes importantes para la supervivencia.
La densidad energética hace referencia a la cantidad de energía disponible en un alimento o bebida, por unidad de peso. De este modo, como el apio crudo aporta pocas kilocalorías por unidad de peso (0,11 kcal/gramo), tendrá menos densidad energética que el chocolate (5,19 kcal/gramo). ¿Por qué somos tan proclives a sobreingerir alimentos con alta densidad energética? Su consumo genera, sin duda, efectos gratificantes y nuestro cerebro nos envía mensajes para que sigamos consumiéndolos, en ocasiones por encima de nuestro apetito.
Tal como detalló en enero de 2010 la doctora Stephanie Fulton, del Departamento de Nutrición de la Universidad de Montreal, nuestra tendencia innata a seleccionar alimentos ricos en grasa y azúcar (es decir, con una alta densidad energética) se explica gracias a mecanismos de adaptación que nos permitieron sobrevivir en condiciones de escasez de alimentos (es lo que ha vivido el hombre a lo largo de su historia). Así, la actual abundancia y accesibilidad de esta clase de alimentos en muchas partes del mundo, incluida España, promueve su excesiva ingesta, lo que se traduce en consumo exagerado de calorías y el consiguiente aumento de peso.
Para la doctora Fulton, "los procesos neuronales que regulan la motivación de comer pueden anular las señales de saciedad". En dichos procesos influyen los alimentos ricos en azúcar y grasa, ya que pueden generar respuestas neuronales que fortalezcan el futuro comportamiento dirigido hacia estos alimentos a la vez que debilitan las señales cerebrales que nos invitan a dejar de comer un alimento concreto. Ello se convierte en una bomba de relojería si rodeamos a nuestro cerebro de señales que nos invitan a comer y nos recuerdan cómo, dónde y cuándo podemos hacerlo, como sucede en la actualidad.
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28 de mayo de 2014
Sidra dos
Manzanas de sidra
Se trata de una bebida muy extendida por todo el mundo, así en Europa se encuentra en numerosos países: Alemania (apfelwein), Francia, España (Asturias, Cantabría, Galicia, Pais Vasco así como varias comarcas de Castilla y León), Italia (Piamonte), Irlanda, Escocia e Inglaterra (cider y una marca famosa es la Strongbow).Hasta en Israel han tratado de conseguirla.
En América, se encuentra en zonas de distintos países, probablemente debido a la influencia de la inmigración española del siglo pasado: por ejemplo en México se produce en el estado de Puebla (Huejotzingo y Zacatlán). En la Argentina la sidra se localiza sobre todo en las provincias de Rio Negro, San Juan y Santa Fe. En los Estados Unidos se produce principalmente en Nueva Inglaterra (vease la película “Las normas de la casa de la sidra” )y en el estado de Nueva York.
Por su singularidad hay que diferenciar la sidra natural de la sidra espumosa. En general, mientras en el norte de España se consume mayoritariamente la sidra natural, en el resto el predomina la sidra espumosa. Podemos añadir que es muy ácida y salvo con el método de escanciarla (Asturias), es bastante difícil de beber la sidra natural. Por eso se le añaden azucares y gas a la sidra espumosa.
La producción de sidra natural históricamente se extendía por toda la Cordillera Cantábrica, quedando desde el siglo XIX centrada principalmente en Asturias y en Guipúzcoa. Debido al decrecimiento de producción de manzana autóctona se ha venido mezclando la manzana local con manzanas provenientes del extranjero, pero gracias a recientes impulsos de los productos locales se está recuperando paulatinamente la producción de manzana autóctona. Galicia es un claro ejemplo de este proceso, durante el periódo anterior al siglo XIX, la sidra era un producto clásico en la cultura galaica, pero fué perdiendo terreno por los motivos aludidos y añadiendo cambios culturales. Es posible encontrar escritos de autores de la ilustración española que definen a Galicia (sobre todo el norte) como una zona con un gran número de manzanos para producir sidra.
A pesar de que existen numerosas opiniones y teorías al respecto, la mayoría de los historiadores coinciden en que la sidra se originó en los años anteriores a Cristo.
Parece ser que en Egipto y Bizancio y más tarde en grecia, les gustaba beber algo similar a la sidra.
Los romanos preferían el vino, pero en las tierras que conquistaron se percataron de la tradición que en ellas había de elaborar sidra.
Como quiera que en la cuenca mediterránea, que es donde se escribió la historia de las culturas occidentales, la fruta que producía el mejor de los caldos era la uva, pronto se diferenció esta sidra del resto y se dio en llamar vino, por lo que cuando alguien habla de vino de frambuesas, en realidad debería llamarse sidra de frambuesas, ya que el término vino debe reservarse sólo a la uva.
Aclarado este malentendido daremos por bueno el concepto de que la sidra es un vino de manzanas, aunque también era muy frecuente hacerla de peras.
Entre los pueblos atlánticos era venerada por proceder de la manzana, como lo prueba el hecho de que en la mítica isla de Avalon (que en celta significa manzanal) era la bebida de los héroes, es decir de los semidioses.
Manzana en latín es mala (la palabra manzana viene de mala mattiana, una variedad de manzana que se hizo famosa por ser la fruta preferida del tratadista agrícola romano, Gaius Matius, en el siglo Iº a de J.C.), y de ahí viene el nombre de ácido málico, ya que esta fruta es la que contiene mayor cantidad de esta sustancia.
Esta bebida ha sido desde siempre un producto de gran tradición en los países de la costa atlántica, sobre todo en España, Francia, Inglaterra, Bélgica, Irlanda y Alemania. Los expertos señalan que las primeras referencias que tenemos sobre la sidra se remonta a la principios del siglo IX, en el Capitulare de Villis, acta legislativa que organizaba el comercio, normas y sanciones en el imperio carolingio y el testamento de Fakilo, Ego Fakilo, del año 793, conservado en la Catedral de San Salvador de Oviedo donde se específica que se entregan villas, bosques, viñas y manzanos para elaborar mostos y sidra.
Realmente se trata de una bebida extendida por todo el mundo. En Europa es producida en países como España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Madeira, Escocia e Inglaterra. En América es producida en México, Argentina, Chile, Uruguay, Estados Unidos y Canadá.
La recolección
Se recolecta en buen estado evitando un almacenamiento prolongado. y minimizando los daños derivados de su manipulación durante la fase de recolección, transporte y almacenamiento.Las manzanas pueden ser de muchas variedades pero clasificadas en tres tipos bien diferenciados por su sabor: dulces imprescindibles para transformar el azúcar en alcohol, ácidas para mantener el color natural del mosto y la limpieza de la misma y amargas ( salvajes) que aportan el tanino.
Después pasa a un proceso de maceración por el cual la pulpa generada se deja reposar, más o menos tiempo. Después se prensa.
En el caso de la sidra natural se emplean prensas de cajón mecánicas o hidráulicas discontinuas que se caracterizan por utilizar un tiempo prolongado de prensado (2-4 días), durante el cual se llevan a cabo diversos “cortes” de la masa de prensado con el objeto de facilitar la extracción del mosto e incrementar el rendimiento. En el caso de la elaboración de sidra industrial, se utilizan sistemas de prensado más rápidos, lo que supone un ahorro notable de tiempo y mano de obra, a la vez que con su empleo se limitan de manera significativa las alteraciones microbianas.
Se suceden procesos de clarificación....fermentación....
La fermentación es una sucesión de transformaciones bioquímicas de los componentes del mosto de manzana y de los productos resultantes de estos, llevadas a cabo por levaduras, bacterias lácticas y bacterias acéticas.
La fermentación más relevante es la fermentación alcohólica tranformándose el azúcar en alcohol.
La segunda es la denominada maloláctica que produce importantes cambios sensoriales en la sidra, al llevarse a cabo una notable pérdida de acidez y un aumento de terminados componentes volátiles, principalmente ácidos ésteres y alcoholes. Además este proceso bioquímico promueve una mayor estabilidad microbiológica.
El trasiego es una operación tecnológica que habitualmente se realiza al final del proceso fermentativo; tiene como objetivo separar las borras de fermentación de la sidra a fin de garantizar una adecuada estabilidad físico-química y microbiológica de ésta. Es imprescindible llevarla a cabo al abrigo del aire y preferiblemente en días fríos y con alta presión atmosférica.
Cuando la densidad sea inferior a 1.000,0, o bien esta permanezca constante en el tiempo con una estabilidad microbiológica suficiente y las cualidades aromático-gustativas y de turbidez del producto así lo aconsejen, se procederá al embotellado de la sidra.
Se trata de una bebida muy extendida por todo el mundo, así en Europa se encuentra en numerosos países: Alemania. España (principalmente en el Principado de Asturias, el País Vasco y norte de Navarra así como varias comarcas de Cantabria, Castilla y León). Francia (principalmente en Bretaña, Normandía y País Vasco Francés), Italia (Piamonte).Portugal. Madeira. Irlanda, Escocia, Gales e Inglaterra.
En América, se encuentra en zonas de distintos países: por ejemplo en México se produce en las ciudades de Huejotzingo y Zacatlán en el estado de Puebla; en Argentina la sidra se localiza sobre todo en las provincias de Rio Negro, San Juan y Santa Fe; en Paraguay es muy común consumirlo en víspera de navidad y año nuevo; en Chile, con el nombre de chicha o chicha de manzana, se consume en todo el sur, en particular en las provincias de Valdivia, Osorno, Llanquihue y Chiloé; en Estados Unidos se produce principalmente en Nueva Inglaterra y el estado de Nueva York.
Por su singularidad hay que diferenciar la sidra natural de la sidra gasificada. En general, mientras en el norte de España se consume mayoritariamente la sidra natural, en el resto el mundo se acostumbra a consumir sidra supergasificada.
La sidra natural tal como se consume en Asturias tiene una sobrepresión de CO2 de poco más de una bar. Sin embargo, las botellas de sidra son especiales y algo más caras que las de vino, para poder resistir esa ligera sobrepresión, propia también de los vinos de aguja. La sidra tiene abundante dióxido de carbono, pero produce mucha menos espuma que la cerveza.
Con la sidra cabe utilizar el llamado método tradicional, propio del Champaña y del Cava, consistente en provocar una segunda fermentación dentro de la botella. Pero de ese método no se observa la costumbre de añadir un “licor de expedición” —un aguardiente aromatizado— al líquido, después de la fermentación en botella. También se consigue una sobrepresión superior a tres bares, dejando que la sidra acabe la primera fermentación dentro de la botella, sin que se escape el CO2 producido. Cabe también la directa inoculación de CO2, como a cualquier bebida gaseada.
Asturias no sólo produce sidra “natural” sino también sidra con sobrepresión de gas superior a tres bares especialmente en Villaviciosa, la capital de la manzana, donde desde 1956 se encuentra la Estación Pomológica de Villaviciosa, actual SERIDA (Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agrario), desde el que se viene investigando en las últimas décadas en dos programas de investigación estables y diferenciados, pero complementarios para el sector: el de manzano de sidra y el de sidra y sus derivados, como el vinagre de sidra.
Marcas muy conocidas de sidra industrial o fabricada en grandes cadenas automáticas son la sidra natural de Eroski (País Vasco) o las muy gasificadas de El Gaitero y el Mayador (Asturias), que exportan sidra a muchos países, especialmente a América Latina, pero que carecen del toque o sabor artesanal de la sidra tradicional. La sidra “natural” es más de consumo local.
Sidra en España
La producción de sidra natural históricamente se extendía por toda la Cordillera Cantábrica. En el s. VIII ya aparecen los primeros documentos en el antiguo Reino de Asturias relativos al cultivo de los manzanos al hablar de las pomares (huertos de manzanos) en testamentos y documentos oficiales. Casualmente en estos documentos la palabra pomares siempre va ligada a "vineas" o viñedos, dando por tanto a entender su uso para la elaboración de bebida y no como alimento. El testamento de Fakilo, Ego Fakilo, del año 793, donde se dejan en herencia pomaradas, es el documento más antiguo conservado en la Catedral de San Salvador de Oviedo y es de los más antiguos relativos a la sidra o la manzana de toda Europa. No es descabellado pensar en la influencia asturiana en el País Vasco al estar durante casi dos siglos y medio Álava y Vizcaya bajo el dominio del Reino de Asturias. Tampoco lo es en la trasmisión de técnicas y culturas entre el principal reino cristiano peninsular de la época y el imperio de Carlomagno (742-814), época de la cual procede el más antiguo documento que menciona propiamente la sidra "siceratores, id est qui cerevisam vel pomatium sive piratium vel aliud quodcunque liquamen" en el "Capitulare de Villis" escrito a comienzos del s.IX que regulaba muchos aspectos legales del Imperio.La relación entre ambos reinos es palpable en la historia relativa al Beato de Liebana, que tuvo una gran repercusión en la Cristiandad, desde Alcuino de York y Carlomagno en Aquisgrán hasta el Papa que se ponen del lado del Beato en el famoso conflicto del adopcionismo.
La sidra ha quedado desde el siglo XIX centrada principalmente en el Principado de Asturias y en Guipúzcoa. La antigua cultura de la sidra de regiones como Vizcaya, Alava o Navarra quedó reducida a lo testimonial una vez fueron copadas por el vino tanto el "Txakoli" como el de la rioja alavesa. La sidra ha sido siempre la bebida de las regiones menos favorables para bebidas consideradas más nobles. Solamente en las décadas recientes, gracias a asociaciones gastronómicas vascas y subvenciones, se ha comenzado nuevamente a producir sidra en estos territorios, a plantar nuevos manzanales y buscar de alguna manera identificar esta bebida tan "diferenciada" del resto de España con la tradición vasca a pesar de haber sido una cultura muerta durante décadas (en algunas regiones siglos) en la mayor parte de Euskalherria.
En la actualidad en Asturias, la sidra sigue siendo considerada no solo una bebida, sino una parte intrínseca de su cultura y folklore, y es la primera región española productora de sidra con mas del 80% de la producción nacional. Para su producción, a raíz de la creación el 12 de noviembre de 2002 de la Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) “Sidra de Asturias” se utilizan exclusivamente variedades de manzana autóctona (Raxao, Xuanina, etc. hasta 22 más las que ya en 2010 se irán añadiendo, etc.) reconocidas por el Consejo Regulador.
El proceso de producción es artesanal: Después del verano se recolecta la manzana.La operación se llama "pañar" manzana, pues se recoge del suelo después de haber "ximielgado" —zarandeado— el árbol. Los manzanos de sidra tienen una producción muy abundante. La "manzana de cuchillo", la destinada a la mesa, se recoge directamente del árbol. Son unos manzanos mucho menos productivos. El jugo de la manzana se deja fermentar de 3 a 5 meses aproximadamente. La sidra debe estar en la barrica al menos “tres lunas”, pero la gente que la trasiega puede llegar a tenerla en barrica hasta cinco meses. En Asturias se suele trasiegar para evitar defectos en la misma y se embotella una vez acabada la fermentación. Antes de prensar la manzana hay que mayarla, operación consistente en machacarla hasta reducirla a una pasta. Mayar es palabra asturiana equivalente a "majar". El modo tradicional de mayar la manzana es utilizar un pisón de madera hecho con el tronco de un árbol, llamado mayador que se deja caer vertical y repetidamente sobre las manzanaa. Ese era un momento social importante, pues vecinos y amigos participan en el proceso del mayado. Actualmente suele utilizarse un aparato eléctrico provisto de púas para desmenuzar la manzana. Después viene el prensado, mediante el cual se extrae el jugo. Hay dos tipos de llagares artesanos: uno en el que la magaya se pone sobre una especie de tabla, y otro en el que la magaya se pone en una especie de cajón de madera. En ambos la magaya se prensa con un torno, que puede ser de madera —los más antiguos— o de hierro. A la tabla o cajón en el que se prensa se la llama masera en ambos casos.
El lugar donde se prensa y se elabora la sidra se llama lagar, en euskera "tolare" y en asturiano "llagar". La sidra se almacena en grandes depósitos. Antiguamente estos depósitos eran de madera y se encontraban en naves soterradas o "ganadas" a una colina colindante al caserío donde se producía. De esta manera la sidra se podía almacenar hasta el verano siguiente en óptimas condiciones. En la actualidad se utilizan grandes depósitos refrigerados de acero inoxidable. En Asturias a estos depósitos se les llama "pipa" o "barrica", en Cantabria también "pipa" o "carral" y "kupela" en el País Vasco y Navarra.
Popularmente la sidra natural siempre se ha relacionado con un acto social festivo. En toda la geografía española y, en especial en Asturias, Guipúzcoa y noroeste de Navarra, existen sidrerías donde se puede disfrutar junto con la sidra de otras delicias gastronómicas propias de cada región.
En cuanto a su degustación tanto la sidra asturiana desde hace décadas como la vasca desde época reciente debe ser escanciada (tirada desde lo alto para que "rompa" al caer en el vaso) y consumida en el acto y no debe servirse cada vez más de lo que se pueda beber en un trago. El sabor de la sidra natural varía en función de la calidad de la manzana del año anterior, la cantidad de sol que haya recibido, etc., pero en general se puede decir que la sidra natural tiende a ser una bebida fresca, con bastante aguja y ácida.
En Asturias, la sidra natural suele servirse de la botella, haciendo caer el chorro de la botella contra el lateral del vaso de manera que al impactar con el mismo se oxigene (a está acción se la denomina tradicionalmente "escanciar" aunque también es referida como "echar" o "tirar" un culín de sidra). Además no se bebe todo el contenido del vaso ("culín") sino que se deja un poco, para limpiar al finalizar de beber la parte del vaso que han tocado los labios. Esto se debe a que típicamente, en una sidrería asturiana cada grupo de amigos usa un único vaso que comparte. Además, la mitología asturiana dice que que se tira el poso del culín, para devolver a la tierra lo que elle nos da. Cabe destacar que de la botella de sidra (la cual debería dar para de cuatro a seis culinos) no se bebe todo su contenido, si no que se deja el fondo de la misma, ya que a la sidra natural no se la filtra ni clarifica ni se le quitan los posos como al resto de las bebidas alcohólicas. Es por ello que antes de descorchar la botella, se suele agitar brevemente la misma, a fin de dispersar los posibles posos. En Asturias la sidra se consume por botellas en las sidrerías, mientras que en las celebraciones que tienen lugar en el llagar o "espichas" la sidra es consumida escanciando directamente de la "pipa". Exite una celebración en Asturias llamada El Xiringüelu, es una romería en la que todo gira en torno a la sidra y que se celebra, el primer o segundo domingo del mes de agosto, en el llamado Prado Salceo situado en la ribera del Río Nalón que salpica la aldea de Peñaullán y otras del Concejo de Pravia.
El último fin de semana de agosto tiene lugar en Gijón la Fiesta de la Sidra Natural en el que todos los años se bate el récord mundial de escanciado simultáneo. Está declarada fiesta de interés turístico regional. Una de las fiestas más importante dedicada a esta bebida es el Festival de la Sidra de Nava, localidad a la cual se la denomina villa de la sidra por su gran número de lagares, así como las Jornadas de la Sidra de La Felguera, cuando tiene lugar el concurso de escanciadores más antiguo de España, en abril.La Fiesta de Nava se celebra el segundo fin de semana de Julio y está declarada fiesta de interés turístico nacional, además Nava también cuenta con el Museo de la Sidra en el que se puede ver todo el proceso de elaboración de esta bebida.
En Castilla y León, la comarca de El Barco de Ávila, en la provincia de Ávila, produce sidra y vinagre de manzana. Trabaja principalmente con manzana reineta blanca de Canadá.
La sidra natural de Ávila se comercializa, por el momento, en Ávila, Salamanca y Madrid. La fruta procede de los municipios cercanos a El Barco de Ávila, como La Carrera, La Nava del Barco, Los Llanos de Tormes, Bohoyo, Umbrías, Aldeanueva, Navacepeda de Tormes, Hermosillo o Navatejares, entre otros. En la provincia de León también se produce sidra, procedente de la localidad de Santa María del Condado. Por su parte el valle de Caderechas en la provincia de Burgos también ha tenido una tradición en la producción de sidra elaborada con la manzana reineta de caderechas.
21 de mayo de 2014
Antropólogo en bicicleta
Carteiro Em Bicicleta
João Afonso
quero ser um realejo
ter um pedaço de terra
fogo que salta ao braseiro
dormir no fundo da serra
quero ser um realejo
Carteiro em bicicleta
leva recados de amor
vem o sono com a música
ao som do realejo
Quando for grande vou ser
quero ser um realejo
ter um burro viola e cão
chamar a dança dos sapos
correr com a bola na mão
quero ser um realejo.
Esta bonita canción me hizo pensar en el Título de este post. con el cual coincido en muchos aspectos.
Me interesa una Antopología " lenta ". Poco académica y muy divulgativa.
Mi tésis doctoral trata de la Antropología de la alimentación.La tengo muy parada y no se si podré teminarla. Y en especial los cámbios producidos por la llegada a Europa... De las Solanáceas: el Tomate.. la Papa ( patata)...el Tabaco....pimientos...
Alimentación
Chamanismo
Entre los alcaloides más famosos se encuentran los presentes en las solanáceas, denominados tropanos. Las plantas que contienen estas sustancias han sido utilizadas durante siglos como venenos. No obstante, pese a su reconocido efecto ponzoñoso, muchas de estas sustancias presentan valiosas propiedades farmacéuticas.
Los alcaloides son bases nitrogenadas, producidas por las plantas como metabolitos secundarios, que presentan una acción fisiológica intensa sobre los animales aun a bajas dosis.
Las solanáceas se caracterizan por contar con muchas especies que contienen diversos tipos de alcaloides más o menos activos o venenosos, tales como la escopolamina, la atropina, la hiosciamina y la nicotina. Estos se encuentran en plantas como el beleño (Hyoscyamus albus), la belladona (Atropa belladonna), el chamico o estramonio (Datura stramonium), la mandrágora (Mandragora autumnalis), el tabaco y otras.
Hay un dicho popular que dice así : "Para lo que me queda en el convento me .... dentro".
Ni se me ocurre hacer caca en este convento. Al que tanto quiero y donde dejo personas muy queridas. Por eso trataré de dejar dentro, todo mi conocimiento.
La naturaleza de este planeta es tan maravillosa que me fascina.
20 de mayo de 2014
Bolas de Barro (Con semillas)
El profesor Masanobu Fukuoka
Sembrando bolitas de arcilla (Nendo dango)
Para mejorar la producción de la Naturaleza con la menor intervención posible, Fukuoka ideó un sistema que permite sustituir el arado, así como evitar el uso de espantapájaros, latas que suenan, tiras de colores colgando y otros métodos similares.Se realiza mezclando semillas insertadas en bolitas de barro de unos 2 o 3 cms., que luego esparcirá por el campo como si se tratara de una siembra normal o una a una en terrenos escogidos.
Las bolas se desharán con la primera lluvia intensa, y las semillas comenzarán a brotar, hasta entonces protegidas, principalmente de los animales y el mal tiempo.
En la mezcla de semillas vienen incluidas las semillas del cultivo que se desea hacer, junto a otras plantas (principalmente trébol blanco) que germinarán más pronto y crearán una capa fina que protegerá el suelo de la luz, impidiendo la germinación de hierbas, pero no de cereales o lo que se desee cultivar.En el caso de plantaciones aisladas, se procede de igual manera. Siempre crecerá mucho mejor una planta o un arbusto rodeado de plantas colaboradoras.
En el caso de lugares llanos, en lugar de arar o desherbar el campo, se lo recubre con restos de las plantas cultivadas en la cosecha anterior, de forma que se crea un compostaje natural, que conserva la humedad y los nutrientes e impide la proliferación de hierbas no deseadas.
En las bolas de arcilla pueden incluirse una parte de abono natural (estiércol u otros), junto al trébol u otras plantas de rápido crecimiento y apoyo a la semilla útil final.
Una porción de pimienta de cayena ayuda a disuadir a los animales a comer las semillas o las bolitas arcillosas. La pimienta se transfiere asimismo a la semilla sin cambiar su capacidad de reproducción.
En las bolas pueden incluirse diversas combinaciones, según sea el cultivo de cereales, hortalizas, frutales, zona boscosa, etc. de modo que puedan tener muchos más usos que el de producción de alimentos agrícolas: reforestación, reverdecimiento, regeneración de suelos…
El sistema utilizado por el profesor Fukuoka ( que falleció en 2008), se basa en respetar, e incluso potenciar, los ciclos naturales, de manera que éstos aseguren una mejor calidad del crecimiento de las plantas. Mediante sencillas intervenciones en el momento adecuado, permite también reducir considerablemente el tiempo de trabajo. Estas intervenciones se basan en la interacción de biosfera y suelo.
En otoño es aconsejable sembrar arroz, trébol blanco y cereal de invierno en el mismo campo, y se los cubre con una espesa capa de paja de arroz. El centeno o la cebada y el trébol brotan inmediatamente, pero las semillas de arroz permanecen latentes hasta la primavera. El centeno y la cebada se siegan en mayo y se esparcen sobre el campo para que se sequen durante una semana o diez días. Entonces se trillan y se aventan y se meten en sacos para su almacenamiento. Toda la paja se esparce sin triturar sobre los campos como acolchado. Los campos se mantienen inundados un corto periodo de tiempo durante las lluvias monzónicas de junio para debilitar el trébol y las malas hierbas, y dar así al arroz la oportunidad de brotar a través de la capa vegetal que cubre el suelo.
La eficacia de su sistema se puso de manifiesto por la calidad de sus cultivos:
Su arroz por ejemplo, sin el clásico y trabajoso sistema de inundaciones, poseía casi el doble de granos y de mayor tamaño que el cultivado de la manera habitual. El gobierno japonés se ofreció a comprarle en exclusiva la patente de ese arroz, a lo que se negó.
La eficacia de su sistema depende del conocimiento profundo de las interacciones entre plantas y del estudio del suelo a cultivar. Normalmente es necesario tiempo hasta adquirir la técnica o hasta que la tierra agotada recupere sus cualidades.
Su método sirve para reforestaciones y reverdecer zonas desecadas: mediante árboles capaces de extraer hacia arriba la humedad del subsuelo ha sido capaz de cultivar en zonas desecadas de Somalia. Afirma que es posible reverdecer casi cualquier lugar de la Tierra con este método.
La aparición del método Fukuoka es paralelo al nuevo movimiento de cultivo orgánico en Occidente en los años 1940 en Europa y Estados Unidos, conducido por los pioneros como Eve Balfour, Albert Howard, y J.I. Rodale (fundador de prensa de Rodale). Sin embargo Fukuoka no se considera dentro de la etiqueta: el problema, sin embargo, es que la mayoría de la gente todavía no entiende la distinción entre cultivo orgánico y el cultivo natural. La agricultura científica y el cultivo orgánico son básicamente científicos en su enfoque. El límite entre los dos no está claro.
La bolas de arcilla se presentan como un medio de reforestación de alta eficiencia. Ello puede permitir el realizar a pequeña o gran escala verdaderos planes en zonas deforestadas por incendios, tala insdiscriminada de árboles, regiones semidesérticas con posibilidad de agua, etc.
Sus estudios ofrecen fórmulas de reverdecimiento, reforestación y cultivo de zonas áridas o desecadas.
Mediante el uso combinado de diversas plantas, sus cultivos y reforestaciones han permitido extraer a la superficie el agua del subsuelo por la absorción que hacen las raíces, humidificando así el aire, enriqueciendo el suelo de cultivo y el humus, y favoreciendo las lluvias y la disminución del efecto invernadero.
También puede verse en ello un sistema que rejuvenece el concepto de agricultura, liberando de gran cantidad de trabajo pesado y penoso, y de la dependencia de maquinaria pesada, abonos y pesticidas.
Este tipo de plantación se enmarca también en la consecución de métodos que ayudarían a paliar la proliferación de hambrunas, empobrecimiento de pueblos, y alternativas a la comida basura.
14 de mayo de 2014
Nariz /ces
El sentido humano del olfato es capaz de distinguir más de un billón de olores, y con ello más sensaciones que la vista y el oído juntos, según un estudio publicado por la revista especializada "Science".
Hasta ahora, los investigadores pensaban que nuestra nariz sólo podía distinguir unos 10.000 olores.
El equipo liderado por Andreas Keller, de la Universidad Rockefeller de Nueva York, quiso confirmarlo y para ello elaboró varias mezclas de olores con 10, 20 y hasta 30 componentes distintos.
Los 26 participantes del estudio debían distinguir entre tres muestras los olores que se diferenciaba de las otras dos mezclas idénticas, en ocasiones en dosis muy bajas.
El resultado: más del 50 por ciento de participantes logró diferenciar las mezclas cuando hasta el 75 por ciento de sus componentes coincidían. Y algunos consiguieron distinguir las mezclas en las que entre el 75 y el 90 por ciento de olores eran los mismos.
A raíz del estudio, los investigadores concluyeron que el ser humano es capaz de distinguir hasta un billón de olores, y afirman que este cálculo es conservador, pues aún no se sabe cuántas moléculas aromáticas existen (ni, por tanto, cuántas puede distinguir la nariz).
En el caso de la vista y el oído, resulta más fácil cuantificarlo, pues depende de la longitud de onda de la luz visible por el ojo humano y las frecuencias sonoras.
Se estima que el oído distingue unos 340.000 sonidos diferentes, mientras que los ojos pueden diferenciar entre 2,3 y 7,5 millones de colores. Por tanto, Andreas Keller concluye que "tenemos mucha más sensibilidad olfativa de la que nosotros mismos admitimos".
12 de mayo de 2014
Ahorro Adiposo
En todo caso, ¿por qué esta facilidad para ganar peso? Es la cuestión que abordó en profundidad un imprescindible texto denominado 'La evolución de la adiposidad y la obesidad humana: ¿dónde se estropeó todo?', publicado por el doctor Jonathan C.K. Wells en la revista Disease Models & Mehanisms en septiembre de 2012. Para el doctor Wells, conservar nuestro tejido graso es un aspecto de crucial importancia, y es por ello que el cuerpo humano se resiste a deshacerse de él "así como así". La masa grasa es un componente estratégico que ejerce múltiples funciones beneficiosas: aporta energía para el crecimiento, permite la reproducción, contribuye al buen funcionamiento de nuestro sistema inmune e incluso permite una mayor adaptación al frío.
Wells revisa el conocido enfoque evolutivo que maneja el llamado "concepto del ahorro". Este enfoque sugiere que la exposición ancestral a ciclos de escasez propició que tuviéramos "genes ahorrativos". Pero Wells enumera diversas razones por las que esta hipótesis no explica del todo las actuales tasas de obesidad. Hay más hipótesis, como la del "fenotipo ahorrador", que considera que tanto los bebés nacidos de madres que han sufrido malnutrición en el embarazo, como aquellos que nacieron con bajo peso al nacer, e incluso los que han sufrido una alimentación insuficiente en su infancia, tienen más predisposición a sufrir obesidad en el futuro. No obstante, un metaanálisis de Yu y colaboradores publicado en 2011 no apoyó esta suposición. Wells detalla, además, cómo otros mamíferos, que deberían responder de igual manera que el ser humano, utilizan otras estrategias distintas a la obesidad (almacén de grasa).
Sea como fuere, nuestro tejido graso (tejido adiposo) es fundamental para la persistencia de nuestra especie, ya que viene a ser como una "estrategia de gestión de riesgos" que se adapta de forma flexible a las condiciones exteriores y que ha evolucionado en unas condiciones de estrés (dificultad para conseguir alimentos, unida a un gasto calórico notable) que, hoy por hoy, no se dan. En nuestro entorno moderno, este sistema adaptativo sufre las consecuencias de factores ambientales denominados "obesogénicos". Es por ello que Wells no culpa tanto a la genética como a nuestro entorno, que propicia el aumento de peso y se convierte, en sus palabras, en un "nicho generador de obesidad". Tampoco culpa a la persona con sobrepeso por su pereza o su gula. La sabiduría popular suele adjudicar la responsabilidad de esta enfermedad al individuo -"si está gordo es porque no hace nada para solucionarlo"-, algo que para Wells es demasiado "simplista".
Pero no solo la sabiduría popular es así de simplista: los esfuerzos para hacer frente a la epidemia mundial de obesidad se han centrado en el individuo. La mayoría de campañas de prevención de esta patología "se caracterizan por la negación a muchos niveles de la función fundamental que desempeña la economía global", señala el investigador. Así, la interacción entre la biología del tejido graso del ser humano con el moderno ambiente industrializado está en el meollo de la cuestión. Los esfuerzos para combatir la obesidad serían mucho más eficaces si los gobiernos tomaran cartas en el asunto y considerasen al individuo una inocente víctima de un sistema que contribuye a su ganancia de peso. La doctora Margaret Chan compartió una reciente reflexión que viene muy a cuento y que explica, en parte, el blindaje de este mecanismo perverso. "Tal como me han dicho una y otra vez los gobiernos -señaló-, la presión de los lobbies alimentarios han socavado sus acciones para reducir la obesidad".
En 2008, algunos investigadores sugerían que, en la personas obesas, el patrón de distribución de la grasa visceral determina el riesgo de padecer o no algunas de las complicaciones de la obesidad (en este caso resistencia a la insulina y arteriosclerosis temprana). Es decir, determinaron una obesidad sin algunas de las más importantes complicaciones metabólicas asociadas y, con ello, se empezó a acuñar la expresión "obeso metabólicamente sano".
Desde entonces se ha profundizado en lo que se denomina la "paradoja de la obesidad" y algunos rigurosos estudios han demostrado que, en efecto, existen individuos "obesos metabólicamente sanos" (sin complicaciones metabólicas asociadas a la obesidad) con nada menos que un 38% menos de riesgo de mortalidad por cualquier causa y un 30-50% menos de riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares o cáncer que los obesos "no sanos". Otra de las importantes aportaciones de estos estudios es que demuestran que la clave parece estar en la condición física (masa muscular), y no tanto en el IMC o el porcentaje de grasa corporal.
De hecho, también hace tiempo que se conoce que una buena condición física (capacidad aeróbica y cardiorrespiratoria) mejora los perfiles lipídicos plasmáticos y la función hepática y, por tanto, la sensibilidad a la insulina, lo que previene la diabetes tipo II, con independencia del peso corporal. Por el contrario, una pobre condición física, además de perjudicar al individuo obeso, puede incluso determinar que existan individuos con peso normal pero con las clásicas patologías asociadas a la obesidad (diabetes tipo II, dislipemias, etc.). Esta situación es, en sí misma, más peligrosa desde el punto de vista del riesgo cardiometabólico que una obesidad con patologías asociadas.
Los nuevos descubrimientos permiten a los científicos estimar que alrededor del 30% de las personas que padecen obesidad no tienen complicaciones metabólicas asociadas debido a su adecuada condición física. Por tanto, tienen un bajo riesgo de mortalidad por las causas vinculadas de manera clásica a la obesidad y, en consecuencia, pueden considerarse "obesos metabólicamente sanos". Queda por evaluar si una mejor condición física evitaría los otros inconvenientes derivados del exceso de peso como, por ejemplo, los problemas articulares.
Con estos datos, la ciencia abre una perspectiva renovada de la obesidad, mostrándonos quizá la verdadera medida y origen de sus riesgos. Por lo pronto, nos emplaza a realizar un diagnóstico más profundo, a ahondar en el perfil metabólico y la condición física para identificar qué individuos, por ser obesos con complicaciones metabólicas y baja condición física, se beneficiarían más de una reducción de grasa corporal y cuáles son "obesos metabólicamente sanos". En síntesis, no parece correcto ni considerar a todos los obesos tan enfermos como hasta ahora, ni entender la obesidad o a la grasa corporal como el mayor condicionante de las patologías asociadas a una elevada y precoz mortalidad.
8 de mayo de 2014
Educar perr@s
Educar ,entrenar, adiestrar,....
El adiestramiento se aplicaría en el animal cuando ha madurado sexualmente lo que le hace que su capacidad de aprendizaje súbito se vea aumentada. Quiero resaltar que los cachorros tienen la misma capacidad de aprendizaje que los perros adultos lo que pasa es que un cachorro tiene fases mucho más cortas en las que puede prestar atención y concentración (por eso no aprenden tan rápido) a diferencia del animal adulto, que las tiene mucho mas ampliadas.
Así, a un cachorro no le podremos exigir que esté en la orden de echado/quieto dentro de un centro comercial (o en cualquier otro lugar) durante una hora, ya que lo más seguro es que a los cinco minutos haya roto-moviéndose- la orden. Por el contrario, esto si se le podría pedir a un perro adulto.
Resaltar que todo lo que se trabaje con un cachorro a base de muchas repeticiones se convierte en el mismo en un hábito más adelante cuando sea joven o adulto. Respecto a estos temas cito lo siguiente: “Los animales tienen que tener unos hábitos que se pueden definir como costumbres o prácticas que se adquieren en la repetición de un ejercicio. Estas costumbres o prácticas a adquirir van muy bien para vivir en la sociedad y son muy necesarias para trabajar como Perro de Terapia y/o de Asistencia (Signes, 2012)”.
Así el trabajar al cachorro/joven que se va a entregar como Perro Guía en un futuro para una persona con discapacidad visual se le puede ir enseñando a marcar los bordillos de la acera, creando en el animal cuando sea adulto un hábito.
Por hacer una comparación sobre el entrenamiento y el adiestramiento en nuestra especie, a los niños (que tengan o no discapacidad) se les estimula, se les enseña/aprenden cosas en el Colegio, los padres (y profesores) les enseñan las normas de educación, etc. Esto sería el entrenamiento del niño.
Por otro lado, a un niño o joven no se le puede adiestrar para que sea Policía o Doctor en Medicina, eso lo podría hacer cuando fuera adulto. Y esto sería el adiestramiento de la persona adulta.
Por todo lo anterior, el comienzo del entrenamiento de un perro para que sea utilizado más adelante como de Asistencia o Terapia debe empezar desde la fase prenatal (en el caso de que se disponga de hembra gestante) o desde que el perro llegue a nuestro hogar, independientemente de si es cachorro, joven o adulto.
El empezar el adiestramiento de un perro, cuando tiene un año o año y medio, se puede realizar perfectamente pero cuando ese perro sea entregado como de Asistencia (pudiendo llegar a tener casi un año y medio o dos años, en el caso que dure seis meses su adiestramiento) se pierde un año de vida útil del animal.
Este año de vida útil, lo veo imprescindible porque le irá muy bien a la persona con discapacidad que sea usuario/a del animal ya que podrá disfrutarlo una año más y podrá ejercer durante más tiempo, entre otros, el derecho a su autonomía personal, su integración social y al acceso en igualdad de condiciones que los demás al entorno que le rodea.
9 de abril de 2014
Nauru
En una recóndita isla del océano Pacífico llamada Nauru,
más del 90% de los habitantes tiene sobrepeso u obesidad, siendo el país
con mayor proporción de obesos del mundo. ¿La principal razón? La
alimentación occidental supuso una amenaza frente a la que no estaban
preparados.
Normalmente, cuando pensamos en una población con gran
cantidad de personas obesas, inmediatamente nos vienen a la mente
imágenes de Estados Unidos. Sin duda, no estaríamos demasiado desencaminados al elegir este país en nuestros pensamientos: En torno al 65% de la población estadounidense tiene sobrepeso o es obesa. Unas cifras que, lejos de disminuir, van aumentando año a año en el país. Pero, por sorprendente que parezca, "sólo" ocupan el noveno puesto en el ranking mundial de países con mayor población obesa o con sobrepeso.
Las pequeñas islas estado del océano Pacífico baten todos los récords de problemas de peso entre la población, con unos porcentajes que se mueven en torno al 78% y el 94% de habitantes con un índice de masa corporal (IMC) superior a 25. Es decir, tienen sobrepeso (de 25 a 30) u obesidad (por encima de 30).
El pequeño Estado de Nauru encabeza la lista mundial de países con obesidad o sobrepeso. Su isla se sitúa en el océano Pacífico, al noreste de Australia. La población ronda, en la actualidad, los 14.000 habitantes.
Resulta irónico que Nauru, la isla estado más pequeña de todo el mundo, sea ampliamente conocida por el gran peso de sus habitantes. Hablar de este país es hablar de un gran problema de salud pública de enormes dimensiones: 9 de cada 10 habitantes tiene sobrepeso u obesidad. De media, los hombres adultos ingieren 7.500 kcal. diarias y las mujeres adultas 5.000 kcal. Como consecuencia de lo anterior: Alrededor del 30% de la población de Nauru sufre diabetes tipo II y otro tanto de hipertensión y arteriosclerosis. Las muertes asociadas a la obesidad (de causa cardiovascular principalmente) son la norma, con unas cifras de infartos cardíacos increíblemente elevadas. Los estragos que el sobrepeso y la obesidad causan en la población provocan que la esperanza de vida sea de 58 años en los hombres y de 65 en las mujeres.
Si los datos sobre los problemas de peso de Nauru llaman la atención por batir todos los récords, aún resulta más sorprendente (si cabe) la evolución que ha tenido el peso de sus habitantes en menos de un siglo.
De ser una tribu con su cultura tradicional y un peso normal, o incluso
más bajo de lo recomendable, han pasado a ser una población ampliamente
occidentalizada con unas cifras de peso alarmantes. Con las fotografías
de la izquierda puedes hacerte una idea de esta evolución. Como si de
un anuncio de "Antes y después" para perder peso se tratara, sólo que a
la inversa.
Durante decenas de miles de años (en torno a 40.000) los habitantes de la isla de Nauru estuvieron aislados del mundo, apañándoselas como podían para llevarse algo a la boca. No habían desarrollado la agricultura, por lo que su alimentación consistía en lo que podían pescar, cazar y recolectar de la isla. Así pues, su alimentación era rica en carbohidratos complejos y fibra, y escasa en grasas y proteínas. De cuando en cuando, la isla se veía azotada por los ciclones, lo que ocasionaba épocas de hambruna entre la población.
Debido a la dificultad para acceder a la comida y estos frecuentes periodos de hambruna, se debió potenciar la capacidad de los nauruanos para sobrevivir en estas condiciones. Es decir, en época de abundancia, cuando podían comer más de lo que necesitaban, acumulaban el exceso de calorías en forma de grasa con facilidad, para resistir posteriormente a las constantes hambrunas. Aquellos que no desarrollaron estos mecanismos murieron como consecuencia de las presiones de la selección natural. Dicho de otra manera: Se potenció el genotipo ahorrador (una mayor facilidad para acumular grasa, algo de lo que estuvimos hablando hace un tiempo) entre los habitantes de la isla (también en otras muchas islas del Pacífico), como un mecanismo de supervivencia.
Esa adaptación, que durante miles de años les vino de perlas a los nauruanos, dejó de ser tan ventajosa cuando empezaron a tomar contacto con la sociedad occidental en el siglo XX y, principalmente, con su dieta. De la variada y escasa dieta de la isla que mencionábamos antes, pasaron a tener una dieta abundante en grasas y azúcares simples y pobre en fibra. Adaptados a vivir con escasez de alimentos y con ejercicio físico frecuente, los nauruanos se enfrentan hoy a la comida en abundancia y un nulo ejercicio físico. Si, anteriormente, la facilidad para acumular grasa era una cuestión de supervivencia, hoy en día es una cuestión de enfermedad.
Se junta, además, que el 90% de la isla está cubierta de depósitos de fosfato, que dificultan la implantación de la agricultura. En su lugar, obtienen la mayor parte de la comida a través de la importación de alimentos procedentes de Australia y Nueva Zelanda. La mayoría de estos alimentos importados son carnes y dulces ricos en grasas y azúcares simples. De hecho, el "Spam" o carne enlatada es uno de los "manjares" más populares en la isla, mientras que sólo un 3% de los habitantes de Nauru come fruta o verduras con frecuencia.
Pero no sólo la occidentalización bestial de la población de Nauru ha sido la desencadenante de los problemas. Entre los habitantes de las islas del pacífico existe todavía la percepción generalizada de que un exceso de peso es signo de riqueza y poder. Lo que motiva muy poco o nada a sus habitantes para que intenten frenar la ganancia excesiva de peso. Y es que los habitantes de Nauru no estaban preparados, de ninguna manera, para la invasión alimenticia de occidente.
Nauru en sus buenos días (desde 1970 hasta casi los 90) gozó de ingresos por persona que hicieron a sus habitantes más ricos que los ricos de cualquier país industrializado. Pero, por lo visto a través de generaciones el nauruano fue desarrollando genes de predisposición a la diabetes los que se activaron por su forma de vivir, la abundancia de alimentos ricos en calorías, la falta absoluta de ejercicio físico, y la indolencia innata en aumento desde las generaciones de la posguerra.
La distribución de los enormes ingresos de su minigobierno, gracias a sus fosfatos, fue comparativamente casi igualitaria, cosa que tampoco se da en ninguna parte del mundo. Con tal renta per capita y sin tener que trabajar, la mayoría de los ciudadanos de Nauru, han desarrollado una tendencia a la obesidad, al ‘ dolce far niente’ y buen vivir. Han sido y son pobres sin embargo en esperanza de vida que en la isla se cifra en 50 años para los hombres y 55 para las mujeres, aunque las cifras oficiales son siempre inexactas al respecto.
Todo eso según el periodista francés Jean Ferrara que vivió con ellos antes de la crisis y el profesor Jared M. Diamond, de la Facultad de medicina de la Universidad de California, quien los estudió sólo como etnólogo en esas mismas fechas y luego escribió sobre ellos y su diabetes, lo cual permitió seguir casi paso a paso los avatares médicos en la época de oro.
Nauru fue una gigantesca mina, durante tres cuartos de siglo. La explotación intensiva de fosfatos en la república más pequeña del Pacífico comenzó en serio en 1906 después que los australianos descubrieran su utilidad como fertilizante. Ciertamente fue sobrexplotada hasta que la mina se agotó.
Mide 21 kilómetros cuadrados en forma ovalada, 6 km de largo y 4, 5 de ancho. Está situada al norte de Australia y a 42 kilómetros al sur del ecuador.
Sus habitantes de origen polinesio fueron ‘ descubiertos’ en 1798, por John Fearn, inglés, y debió de ser un puerto de pescadores o el relé de balleneros norteamericanos, comandados por el capitán Fearn. Los pescadores fueron bien recibidos por la población originaria por lo que la bautizaron como ‘ Pleasant Island’ (Isla Placentera), nombre con el que era conocida cuando llegó allí un barco de la marina de guerra del II Reich que naturalmense se la anexionó en 1888.
La importancia de la riqueza natural de Nauru, la descubrió por casualidad en 1900, el australiano Albert Ellis, a quien un trotamundos amigo regaló unas rocas de la isla, simplemente ‘ para los niños’ . Ellis la tuvo sobre el escritorio un tiempo y nadie sabe cómo, la mandó a analizar y descubrió su riqueza en fosfatos, cuyas bondades para la agricultura eran ya conocidas desde 1882.
En 1906 se formó un consorcio anglo-alemán, la ‘ Pacific Phospharte Company’, que explotó viento en popa las riquezas minerales de Nauru hasta 1918, fecha en que comenzó la primera guerra mundial, la Guerra Europea (1914-1918). Los alemanes perdieron la guerra y su parte en la compañía al ocupar la isla los australianos. Después de la derrota del II Reich alemán, la Sociedad de Naciones adjudicó la isla a los australianos, como ‘ fideicomiso’, el cual conllevaba la explotación de sus riquezas.
La isla pasó en 1920 a un régimen de mandato de la Sociedad de Naciones, ‘ administrada por Australia, Gran Bretaña y Nueva Zelanda’ . Todo quedaba en casa, pues todos formaban parte del Imperio Británico.
Otra vez la guerra, la paz había durado algo más de 20 años...
Después de la derrota norteamericana ante la flota japonesa en Pearl Harbour (7 de diciembre 1941), los ejércitos imperiales del emperador Hiro-Hito se desplegaron por todas las islas e islotes del Pacífico. La toma de otras islas adyacentes y, más al sur la de Guadalcanal fue el factor por el que los habitantes de Nauru confiaron en que el poderoso XVI ejército japonés no se fijaría en ellos que en realidad eran no beligerantes.
Pero su relativa proximidad a Australia y más al sur del paralelo 20º a Nueva Caledonia hizo que los japoneses quisieran tener las espaldas cubiertas y tomaron Nauru sin resistencia. Más de la mitad de los nauruanos fueron deportados al campo de concentración de Truk, en el Guadalcanal ocupado. Después de tres años de sufrimientos volvieron con vida a Nauru a principios de 1945 sólo un centenar de sobrevivientes.
Australia recuperó la isla y naturalmente los fosfatos que se dedicó a explotar por medio de la ‘ British Phosphate Commissioners’, multinacional anglo-australiana-neozelandesa.
Los nauruanos no se adaptaban bien a los ‘ comisionados británicos’ y al trabajo minero. Siempre habían andado en sus canoas, remando en el mar y aquello no les iba. En consecuencia pidieron ser sustituidos por ‘ trabajadores inmigrantes’, en su mayoría de origen chino y polinesio de las vecinas islas de Tuvalu y Kiribati. La inmigración era bien recibida tanto que la pequeña Nauru era -siempre en proporción a sus 10.000 nativos polinesios- un enjambre de australianos, neozelandeses, europeos (llegaron como 500 o 600). Todos los inmigrantes vivían y trabajaban en los fosfatos y en una pequeña mina de hierro.
Los nauruanos habían pedido cien veces la autonomía a Australia. Y hasta que formaron el Consejo Legislativo de Nauru ni se les escuchó. Pero su insistencia forzó a Australia a concederles la independencia el 31 de enero de 1968. Australia quería quedarse con un hipotético ministerio de defensa y otro de relaciones exteriores y el ingreso de la nueva república en las Naciones Unidas. Los nauruanos dijeron que no: ‘ no tenemos enemigos, ni relaciones exteriores, ni armas, ni ejército’ .
En consecuencia -ya independientes- los habitantes más cultos de la isla se dedicaron a negociar los contratos con los grandes compradores internacionales de fosfatos y disolvieron las multinacionales fundando la ‘ Nauru Phosphate Corporation’ . Los ‘ profesionales’ que se dedican a los negocios, percibían un sueldo. Los demás, vivían sin hacer nada. Todos eran millonarios.
Desde 1840 los arqueólogos habían descubierto que la isla era en realidad el producto de la descomposición a través de los siglos de microorganismos marinos coralinos y la acumulación de las heces de las aves, excelente abono, lo demás ya lo hemos contado. En los primeros años del siglo, la experiencia de los científicos australianos, demostró que el aporte de Nauru en fosfatos en los primeros tiempos del siglo había aumentado considerablemente sus cosechas de cereales y mientras durara el fosfato, Nauru continuaba siendo un gran proveedor. Era vital. Y ellos generosos.
La explotación por parte de las multinacionales australianas de fosfatos que como hemos dicho empezaron ingleses y alemanes en 1906 tenía vigencia hasta 2020.
Nadie sabía que los depósitos de fosfatos iban a comenzar a fallar en 1980 y se declararon oficialmente agotados en agosto 1982. Los ‘ profesionales’ locales tuvieron sólo ciertas obligaciones en la negociación con los clientes. Por la explotación, Australia pagó al gobierno de Nauru, desde 1969, 900 millones de dólares anuales que repartidos entre 10.000 habitantes, tocaba a... hasta la expiración del acuerdo.
Los habitantes de Nauru habrán muerto en su casi totalidad para el 2020 y las generaciones siguientes ni pensaban en lo que pasaría después. La isla sería entonces una larga franja de playas de arena muy blanca bordeada de palmeras, con un azul intensa de mar, pero sin infraestructuras, ni fuentes de riquezas alternativas. Muy bella para verla en tarjeta postal.
Con motivo de la independencia, Australia no compró la isla pero ‘
financió’ un proceso económico-médico-social que es toda una moraleja
para los países del tercer mundo ricos en materias primas pero pobres en
desarrollo y salud. De esa riqueza se aprovechan los inversionistas
africanos y las multinacionales en que hay africanos influyentes, los
políticos, la clase alta. Esos son en cierto modo, los nauruanos de
África o de América Latina. Los millonarios ayer, los inútiles y
corruptos, mañana. Y existen idénticos peligros de que la historia de la
pequeña isla se repita.
En principio, los que acceden a la ‘ independencia’ en esos países cometerán los mismos errores que la ‘ Nauru Corporation’ al principio. Al verse tan opulenta invirtió en los años 70 en proyectos descabellados de desarrollo de la isla, así es que después los 900 millones de dólares decidió gastarlos más o menos en ‘ vivir’ . La explotación de las minas de fosfato a cargo de los trabajadores inmigrantes que hemos citado fue mejor que la explotación criolla, por circunstancias diversas.
Los nauruanos ricos pero inactivos seguían en los años de oro su vida de nuevos ricos. Los que iban naciendo eran ya víctimas de los genes de predisposición a la diabetes. Hay un médico por cada 700 habitantes y están bien cuidados. Pero en esos días prósperos no se pensó en crear un hospital-de acuerdo al tamaño de la isla-o un centro de investigaciones sobre la diabetes y problemas afines.
Los médicos son australianos
o neozelandeses. Sus pacientes en general son diabéticos del tipo A
(tipo 1) o del tipo B (tipo 2). Si son bebés van acompañados de sus
padres. Ya todas las familias saben de sobra que la diabetes es una
proporción de azúcar anormalmente alta en la sangre, es decir más de 1,
40 gr por litro. Su causa proviene de la mala regulación del azúcar en
el organismo por la insulina, la hormona que segrega el páncreas.
En el caso de que sean en general menores de 18 ó 20 años, pertenecen al tipo 1 (A) que aparece antes de esa edad. Son insulina-dependientes y se debe a un déficit en insulina, provocado por una destrucción de más del 80% de las células del páncreas... El profesor Diamond describía esas visitas en su tesis y el celo con que los doctores lo decían a la familia con todo detalle. Así como la prescripción de su puño y letra y el tratamiento consistente en una inyección de insulina tres veces al día, durante tiempo indefinido (o sea toda su vida). Como esos episodios los conocían todas las familias, no había nada más que decir. Consulta médica en perfecto inglés que hablan los nauruanos, aparte de su idioma el naurú.
En cuanto a los diabéticos no-insulina-dependientes, iban por lo general -a esas consultas -lo explica el profesor- también acompañados por su esposo o esposa, madre o algún primo o prima. Por lo general gente de 40 años ó más. Por supuesto eran del tipo 2 (B). Eran muy bien tratados para disipar sus preocupaciones dados sus antecedes médicos familiares. Iban al médico porque la diabetes les había producido algún mal inesperado, a nivel de órganos, tejidos, etc... y ya hemos dicho el celo de los médicos australianos y neozelandeses. Y no vamos a repetirlo, recomendando el libro del Profesor Diamond.
Las multinacionales no parecieron preocuparse del problema médico, cuando éste se detectó en 1948. O de hacer algo global e importante para Nauru. Los que contratan fosfatos, pagan religiosamente su precio y luego dejan que las autoridades del Consorcio Nauruano haga lo que quiera con el dinero. El Consorcio lo distribuye también religiosamente a sus conciudadanos.
La inactividad de ellos y ellas les produce una tendencia a la obesidad y a la indolencia. Ya por naturaleza, los polinesios lo son casi desde su nacimiento. Publicamos una fotografía muy vieja que por si sola explica esa tendencia a la obesidad.
Tan solo se ha preocupado del tema el mencionado etnólogo Jared
Diamond de la facultad de medicina de la Universidad de California.
Según él, ‘ ...están resistiendo mucho más que un diabético occidental
porque sus antepasados hacían ejercicio de la mañana a la noche. Sus
largos viajes en canoa para sobrevivir como pescadores les volvió un
pueblo atlético’ .
Pero aunque el profesor lo discutió con los más doctos de la isla no consiguió sacarles de su modus vivendi.
Por otra parte, el profesor Diamond dice que antes de descubrir los fosfatos, las sequías y las malas cosechas tuvieron que llevar una vida muy dura simplemente para no pasar hambre. Él, explica algo que hoy se sabe de sobra pero no se cumple y para nosotros eso es otra moraleja porque en occidente en que la gente tiene que trabajar, la obesidad y la diabetes matan a un porcentaje muy alto de la población por falta de ejercicio y de una dieta adecuada.
Otros pueblos como los indios americanos, polinesios de otras islas, habitantes de Taiwan y de Hong Kong, que fueron colonizados y accedieron a una cierta autonomía, apenas conocen hoy la diabetes porque están ahora demasiado ocupados. Pero cuando dependían de una gran potencia que los explotaba en cuanto a las libertades humanas y civiles pero los chantajeaba con dádivas políticas para detentar el poder, tenían mayor tendencia a esa enfermedad.
La diabetes según el profesor norteamericano se ha extendido en Nauru como una epidemia infecciosa. Diamond los ha estudiado a fondo y dice que la enfermedad no ha afectado tanto a los que no tenían predisposición familiar a ese mal y es curioso que a los dotados de una buena resistencia inmunológica eso no les haya servido de nada.
A los australianos sólo les preocupaba hasta los 80 que tres cuartas partes de la isla estuvieran sobreexplotadas y les quedaran sólo para 30-40 años como máximo y es curioso que la isla de Nauru lo mismo que la isla de Nueva Caledonia rica en zinc y única en el mundo sufran la misma suerte.
Nauru pasó de ser una comunidad rica en reservas naturales de fosfato a posteriormente convertirse en paraíso fiscal, lugar ideal para lavar dinero.
La opulencia y el derroche marcaron la debacle del que llegó a ser considerado un ejemplo de desarrollo económico para las naciones de la región.
En las clases de economía y de derecho internacional se habla a veces de Nauru como un ejemplo de lo que no debe hacerse, o de cómo la civilización capitalista ha destrozado en pocas décadas a la que fue su tierra prometida. "Cuando en la década de los 70 Herbert McLuhan definía al mundo como una 'aldea global' Nauru podía ser esta aldea", explica Luc Folliet, periodista y autor del libro Nauru. La isla devastada.
En 30 años la isla ha pasado de vivir su época dorada, pagada por el enorme yacimiento de fosfato (un bien material que los nativos descubrieron a principios del siglo XIX), a estar en bancarrota y prácticamente aislada del mundo.
Su tierra, antes plagada de vegetación exótica, no es ahora más que montañas de roca fruto de excavaciones mineras que enriquecieron a sus habitantes a la vez que destruían la cultura nativa y criaban una generación de población que muere ahora por diabetes; la isla tiene, con una cantidad de población adulta obesa del 94, 5 por ciento, el mayor porcentaje de obesidad mundial por encima de México y Estados Unidos.
El primer presidente de la República de Nauru, Hammer DeRoburt, creó el término 'Naurutopia' cuando el país alcanzó la independencia en 1968 y se hizo con el control del fosfato.
Bajo el nuevo mandato, las excavaciones aumentaron de intensidad. En pocos años, la tierra se convirtió en el paraíso para sus ciudadanos diabetes aparte, aunque estaba asegurado el traslado a Sidney en caso de que el paciente lo necesitara, con toda su familia y los gastos pagados.
La opulencia: las vacas gordas
En esos días de sobreexplotación hay cosas que son hasta pintorescas. Así Hammer DeRoburt decidió por ejemplo que la electricidad también fuera gratuita y que el Gobierno pagaba incluso a empleadas domésticas. Los locales invertían su tiempo en su pasatiempo favorito: dar vueltas alrededor de la isla con sus modernos coches (un paseo de una media hora que repetían sin cesar), ver en la televisión los partidos de fútbol australianos y comer en restaurantes chinos que les acercaban la comida a sus coches en bandeja para que no tuvieran que molestarse en ir hasta la barra.
Eso fue la 'Naurutopia': una tierra perdida donde todo el mundo era feliz y disfrutaba de la vida. Un mito que vivió en 1979 uno de los mayores reconocimientos de su historia cuando la reina Isabel II atracó el Queen Mary en el puerto de la isla y la propuso en su discurso como ejemplo de prosperidad para los países del Pacífico. Pero este sistema no podía durar eternamente.
Con una población empobrecida y enferma, criada en la época de bonanza y que ahora tiene que aprender a hacerlo todo de nuevo, el futuro de Nauru es incierto.
En cuanto a la riqueza, pasa por volver a recuperar tierra fértil que cubra la ruina de rocas y por un proyecto ambicioso, el secondary mining que basa la recuperación en la explotación del fosfato que todavía permanece en el suelo.
"Es un proyecto arriesgado porque la política sigue siendo demasiado inestable", dice Folliet que teme esta "segunda prueba" en la que Nauru debe demostrar que ha aprendido de los errores del pasado. "No pueden volver a fallar".
Las pequeñas islas estado del océano Pacífico baten todos los récords de problemas de peso entre la población, con unos porcentajes que se mueven en torno al 78% y el 94% de habitantes con un índice de masa corporal (IMC) superior a 25. Es decir, tienen sobrepeso (de 25 a 30) u obesidad (por encima de 30).
El pequeño Estado de Nauru encabeza la lista mundial de países con obesidad o sobrepeso. Su isla se sitúa en el océano Pacífico, al noreste de Australia. La población ronda, en la actualidad, los 14.000 habitantes.
Resulta irónico que Nauru, la isla estado más pequeña de todo el mundo, sea ampliamente conocida por el gran peso de sus habitantes. Hablar de este país es hablar de un gran problema de salud pública de enormes dimensiones: 9 de cada 10 habitantes tiene sobrepeso u obesidad. De media, los hombres adultos ingieren 7.500 kcal. diarias y las mujeres adultas 5.000 kcal. Como consecuencia de lo anterior: Alrededor del 30% de la población de Nauru sufre diabetes tipo II y otro tanto de hipertensión y arteriosclerosis. Las muertes asociadas a la obesidad (de causa cardiovascular principalmente) son la norma, con unas cifras de infartos cardíacos increíblemente elevadas. Los estragos que el sobrepeso y la obesidad causan en la población provocan que la esperanza de vida sea de 58 años en los hombres y de 65 en las mujeres.
Wikimedia Commons
Habitantes de Nauru en 1896
¿Qué ha llevado a los habitantes de Nauru a ser lo más obesos del planeta?
La situación de Nauru ha sido extensamente estudiada por numerosos investigadores y, aún hoy, sigue siendo centro de atención en el estudio de la obesidad. Se trata del ejemplo más paradigmático de la enorme influencia que puede tener la sociedad (predominantemente los hábitos alimenticios) en las cifras de obesidad de una población pero también de la vulnerabilidad de ciertos grupos humanos frente a este problema.
Wikimedia Commons
Habitantes de Nauru en 2002.
Durante decenas de miles de años (en torno a 40.000) los habitantes de la isla de Nauru estuvieron aislados del mundo, apañándoselas como podían para llevarse algo a la boca. No habían desarrollado la agricultura, por lo que su alimentación consistía en lo que podían pescar, cazar y recolectar de la isla. Así pues, su alimentación era rica en carbohidratos complejos y fibra, y escasa en grasas y proteínas. De cuando en cuando, la isla se veía azotada por los ciclones, lo que ocasionaba épocas de hambruna entre la población.
Debido a la dificultad para acceder a la comida y estos frecuentes periodos de hambruna, se debió potenciar la capacidad de los nauruanos para sobrevivir en estas condiciones. Es decir, en época de abundancia, cuando podían comer más de lo que necesitaban, acumulaban el exceso de calorías en forma de grasa con facilidad, para resistir posteriormente a las constantes hambrunas. Aquellos que no desarrollaron estos mecanismos murieron como consecuencia de las presiones de la selección natural. Dicho de otra manera: Se potenció el genotipo ahorrador (una mayor facilidad para acumular grasa, algo de lo que estuvimos hablando hace un tiempo) entre los habitantes de la isla (también en otras muchas islas del Pacífico), como un mecanismo de supervivencia.
Esa adaptación, que durante miles de años les vino de perlas a los nauruanos, dejó de ser tan ventajosa cuando empezaron a tomar contacto con la sociedad occidental en el siglo XX y, principalmente, con su dieta. De la variada y escasa dieta de la isla que mencionábamos antes, pasaron a tener una dieta abundante en grasas y azúcares simples y pobre en fibra. Adaptados a vivir con escasez de alimentos y con ejercicio físico frecuente, los nauruanos se enfrentan hoy a la comida en abundancia y un nulo ejercicio físico. Si, anteriormente, la facilidad para acumular grasa era una cuestión de supervivencia, hoy en día es una cuestión de enfermedad.
Se junta, además, que el 90% de la isla está cubierta de depósitos de fosfato, que dificultan la implantación de la agricultura. En su lugar, obtienen la mayor parte de la comida a través de la importación de alimentos procedentes de Australia y Nueva Zelanda. La mayoría de estos alimentos importados son carnes y dulces ricos en grasas y azúcares simples. De hecho, el "Spam" o carne enlatada es uno de los "manjares" más populares en la isla, mientras que sólo un 3% de los habitantes de Nauru come fruta o verduras con frecuencia.
Pero no sólo la occidentalización bestial de la población de Nauru ha sido la desencadenante de los problemas. Entre los habitantes de las islas del pacífico existe todavía la percepción generalizada de que un exceso de peso es signo de riqueza y poder. Lo que motiva muy poco o nada a sus habitantes para que intenten frenar la ganancia excesiva de peso. Y es que los habitantes de Nauru no estaban preparados, de ninguna manera, para la invasión alimenticia de occidente.
Nauru en sus buenos días (desde 1970 hasta casi los 90) gozó de ingresos por persona que hicieron a sus habitantes más ricos que los ricos de cualquier país industrializado. Pero, por lo visto a través de generaciones el nauruano fue desarrollando genes de predisposición a la diabetes los que se activaron por su forma de vivir, la abundancia de alimentos ricos en calorías, la falta absoluta de ejercicio físico, y la indolencia innata en aumento desde las generaciones de la posguerra.
La distribución de los enormes ingresos de su minigobierno, gracias a sus fosfatos, fue comparativamente casi igualitaria, cosa que tampoco se da en ninguna parte del mundo. Con tal renta per capita y sin tener que trabajar, la mayoría de los ciudadanos de Nauru, han desarrollado una tendencia a la obesidad, al ‘ dolce far niente’ y buen vivir. Han sido y son pobres sin embargo en esperanza de vida que en la isla se cifra en 50 años para los hombres y 55 para las mujeres, aunque las cifras oficiales son siempre inexactas al respecto.
Todo eso según el periodista francés Jean Ferrara que vivió con ellos antes de la crisis y el profesor Jared M. Diamond, de la Facultad de medicina de la Universidad de California, quien los estudió sólo como etnólogo en esas mismas fechas y luego escribió sobre ellos y su diabetes, lo cual permitió seguir casi paso a paso los avatares médicos en la época de oro.
Nauru fue una gigantesca mina, durante tres cuartos de siglo. La explotación intensiva de fosfatos en la república más pequeña del Pacífico comenzó en serio en 1906 después que los australianos descubrieran su utilidad como fertilizante. Ciertamente fue sobrexplotada hasta que la mina se agotó.
Mide 21 kilómetros cuadrados en forma ovalada, 6 km de largo y 4, 5 de ancho. Está situada al norte de Australia y a 42 kilómetros al sur del ecuador.
Sus habitantes de origen polinesio fueron ‘ descubiertos’ en 1798, por John Fearn, inglés, y debió de ser un puerto de pescadores o el relé de balleneros norteamericanos, comandados por el capitán Fearn. Los pescadores fueron bien recibidos por la población originaria por lo que la bautizaron como ‘ Pleasant Island’ (Isla Placentera), nombre con el que era conocida cuando llegó allí un barco de la marina de guerra del II Reich que naturalmense se la anexionó en 1888.
La importancia de la riqueza natural de Nauru, la descubrió por casualidad en 1900, el australiano Albert Ellis, a quien un trotamundos amigo regaló unas rocas de la isla, simplemente ‘ para los niños’ . Ellis la tuvo sobre el escritorio un tiempo y nadie sabe cómo, la mandó a analizar y descubrió su riqueza en fosfatos, cuyas bondades para la agricultura eran ya conocidas desde 1882.
En 1906 se formó un consorcio anglo-alemán, la ‘ Pacific Phospharte Company’, que explotó viento en popa las riquezas minerales de Nauru hasta 1918, fecha en que comenzó la primera guerra mundial, la Guerra Europea (1914-1918). Los alemanes perdieron la guerra y su parte en la compañía al ocupar la isla los australianos. Después de la derrota del II Reich alemán, la Sociedad de Naciones adjudicó la isla a los australianos, como ‘ fideicomiso’, el cual conllevaba la explotación de sus riquezas.
La isla pasó en 1920 a un régimen de mandato de la Sociedad de Naciones, ‘ administrada por Australia, Gran Bretaña y Nueva Zelanda’ . Todo quedaba en casa, pues todos formaban parte del Imperio Británico.
Después de la derrota norteamericana ante la flota japonesa en Pearl Harbour (7 de diciembre 1941), los ejércitos imperiales del emperador Hiro-Hito se desplegaron por todas las islas e islotes del Pacífico. La toma de otras islas adyacentes y, más al sur la de Guadalcanal fue el factor por el que los habitantes de Nauru confiaron en que el poderoso XVI ejército japonés no se fijaría en ellos que en realidad eran no beligerantes.
Pero su relativa proximidad a Australia y más al sur del paralelo 20º a Nueva Caledonia hizo que los japoneses quisieran tener las espaldas cubiertas y tomaron Nauru sin resistencia. Más de la mitad de los nauruanos fueron deportados al campo de concentración de Truk, en el Guadalcanal ocupado. Después de tres años de sufrimientos volvieron con vida a Nauru a principios de 1945 sólo un centenar de sobrevivientes.
Australia recuperó la isla y naturalmente los fosfatos que se dedicó a explotar por medio de la ‘ British Phosphate Commissioners’, multinacional anglo-australiana-neozelandesa.
Los nauruanos no se adaptaban bien a los ‘ comisionados británicos’ y al trabajo minero. Siempre habían andado en sus canoas, remando en el mar y aquello no les iba. En consecuencia pidieron ser sustituidos por ‘ trabajadores inmigrantes’, en su mayoría de origen chino y polinesio de las vecinas islas de Tuvalu y Kiribati. La inmigración era bien recibida tanto que la pequeña Nauru era -siempre en proporción a sus 10.000 nativos polinesios- un enjambre de australianos, neozelandeses, europeos (llegaron como 500 o 600). Todos los inmigrantes vivían y trabajaban en los fosfatos y en una pequeña mina de hierro.
Los nauruanos habían pedido cien veces la autonomía a Australia. Y hasta que formaron el Consejo Legislativo de Nauru ni se les escuchó. Pero su insistencia forzó a Australia a concederles la independencia el 31 de enero de 1968. Australia quería quedarse con un hipotético ministerio de defensa y otro de relaciones exteriores y el ingreso de la nueva república en las Naciones Unidas. Los nauruanos dijeron que no: ‘ no tenemos enemigos, ni relaciones exteriores, ni armas, ni ejército’ .
En consecuencia -ya independientes- los habitantes más cultos de la isla se dedicaron a negociar los contratos con los grandes compradores internacionales de fosfatos y disolvieron las multinacionales fundando la ‘ Nauru Phosphate Corporation’ . Los ‘ profesionales’ que se dedican a los negocios, percibían un sueldo. Los demás, vivían sin hacer nada. Todos eran millonarios.
Desde 1840 los arqueólogos habían descubierto que la isla era en realidad el producto de la descomposición a través de los siglos de microorganismos marinos coralinos y la acumulación de las heces de las aves, excelente abono, lo demás ya lo hemos contado. En los primeros años del siglo, la experiencia de los científicos australianos, demostró que el aporte de Nauru en fosfatos en los primeros tiempos del siglo había aumentado considerablemente sus cosechas de cereales y mientras durara el fosfato, Nauru continuaba siendo un gran proveedor. Era vital. Y ellos generosos.
La explotación por parte de las multinacionales australianas de fosfatos que como hemos dicho empezaron ingleses y alemanes en 1906 tenía vigencia hasta 2020.
Nadie sabía que los depósitos de fosfatos iban a comenzar a fallar en 1980 y se declararon oficialmente agotados en agosto 1982. Los ‘ profesionales’ locales tuvieron sólo ciertas obligaciones en la negociación con los clientes. Por la explotación, Australia pagó al gobierno de Nauru, desde 1969, 900 millones de dólares anuales que repartidos entre 10.000 habitantes, tocaba a... hasta la expiración del acuerdo.
Los habitantes de Nauru habrán muerto en su casi totalidad para el 2020 y las generaciones siguientes ni pensaban en lo que pasaría después. La isla sería entonces una larga franja de playas de arena muy blanca bordeada de palmeras, con un azul intensa de mar, pero sin infraestructuras, ni fuentes de riquezas alternativas. Muy bella para verla en tarjeta postal.
En principio, los que acceden a la ‘ independencia’ en esos países cometerán los mismos errores que la ‘ Nauru Corporation’ al principio. Al verse tan opulenta invirtió en los años 70 en proyectos descabellados de desarrollo de la isla, así es que después los 900 millones de dólares decidió gastarlos más o menos en ‘ vivir’ . La explotación de las minas de fosfato a cargo de los trabajadores inmigrantes que hemos citado fue mejor que la explotación criolla, por circunstancias diversas.
Los nauruanos ricos pero inactivos seguían en los años de oro su vida de nuevos ricos. Los que iban naciendo eran ya víctimas de los genes de predisposición a la diabetes. Hay un médico por cada 700 habitantes y están bien cuidados. Pero en esos días prósperos no se pensó en crear un hospital-de acuerdo al tamaño de la isla-o un centro de investigaciones sobre la diabetes y problemas afines.
En el caso de que sean en general menores de 18 ó 20 años, pertenecen al tipo 1 (A) que aparece antes de esa edad. Son insulina-dependientes y se debe a un déficit en insulina, provocado por una destrucción de más del 80% de las células del páncreas... El profesor Diamond describía esas visitas en su tesis y el celo con que los doctores lo decían a la familia con todo detalle. Así como la prescripción de su puño y letra y el tratamiento consistente en una inyección de insulina tres veces al día, durante tiempo indefinido (o sea toda su vida). Como esos episodios los conocían todas las familias, no había nada más que decir. Consulta médica en perfecto inglés que hablan los nauruanos, aparte de su idioma el naurú.
En cuanto a los diabéticos no-insulina-dependientes, iban por lo general -a esas consultas -lo explica el profesor- también acompañados por su esposo o esposa, madre o algún primo o prima. Por lo general gente de 40 años ó más. Por supuesto eran del tipo 2 (B). Eran muy bien tratados para disipar sus preocupaciones dados sus antecedes médicos familiares. Iban al médico porque la diabetes les había producido algún mal inesperado, a nivel de órganos, tejidos, etc... y ya hemos dicho el celo de los médicos australianos y neozelandeses. Y no vamos a repetirlo, recomendando el libro del Profesor Diamond.
Las multinacionales no parecieron preocuparse del problema médico, cuando éste se detectó en 1948. O de hacer algo global e importante para Nauru. Los que contratan fosfatos, pagan religiosamente su precio y luego dejan que las autoridades del Consorcio Nauruano haga lo que quiera con el dinero. El Consorcio lo distribuye también religiosamente a sus conciudadanos.
La inactividad de ellos y ellas les produce una tendencia a la obesidad y a la indolencia. Ya por naturaleza, los polinesios lo son casi desde su nacimiento. Publicamos una fotografía muy vieja que por si sola explica esa tendencia a la obesidad.
Pero aunque el profesor lo discutió con los más doctos de la isla no consiguió sacarles de su modus vivendi.
Por otra parte, el profesor Diamond dice que antes de descubrir los fosfatos, las sequías y las malas cosechas tuvieron que llevar una vida muy dura simplemente para no pasar hambre. Él, explica algo que hoy se sabe de sobra pero no se cumple y para nosotros eso es otra moraleja porque en occidente en que la gente tiene que trabajar, la obesidad y la diabetes matan a un porcentaje muy alto de la población por falta de ejercicio y de una dieta adecuada.
Otros pueblos como los indios americanos, polinesios de otras islas, habitantes de Taiwan y de Hong Kong, que fueron colonizados y accedieron a una cierta autonomía, apenas conocen hoy la diabetes porque están ahora demasiado ocupados. Pero cuando dependían de una gran potencia que los explotaba en cuanto a las libertades humanas y civiles pero los chantajeaba con dádivas políticas para detentar el poder, tenían mayor tendencia a esa enfermedad.
La diabetes según el profesor norteamericano se ha extendido en Nauru como una epidemia infecciosa. Diamond los ha estudiado a fondo y dice que la enfermedad no ha afectado tanto a los que no tenían predisposición familiar a ese mal y es curioso que a los dotados de una buena resistencia inmunológica eso no les haya servido de nada.
A los australianos sólo les preocupaba hasta los 80 que tres cuartas partes de la isla estuvieran sobreexplotadas y les quedaran sólo para 30-40 años como máximo y es curioso que la isla de Nauru lo mismo que la isla de Nueva Caledonia rica en zinc y única en el mundo sufran la misma suerte.
Nauru pasó de ser una comunidad rica en reservas naturales de fosfato a posteriormente convertirse en paraíso fiscal, lugar ideal para lavar dinero.
La opulencia y el derroche marcaron la debacle del que llegó a ser considerado un ejemplo de desarrollo económico para las naciones de la región.
En las clases de economía y de derecho internacional se habla a veces de Nauru como un ejemplo de lo que no debe hacerse, o de cómo la civilización capitalista ha destrozado en pocas décadas a la que fue su tierra prometida. "Cuando en la década de los 70 Herbert McLuhan definía al mundo como una 'aldea global' Nauru podía ser esta aldea", explica Luc Folliet, periodista y autor del libro Nauru. La isla devastada.
En 30 años la isla ha pasado de vivir su época dorada, pagada por el enorme yacimiento de fosfato (un bien material que los nativos descubrieron a principios del siglo XIX), a estar en bancarrota y prácticamente aislada del mundo.
Su tierra, antes plagada de vegetación exótica, no es ahora más que montañas de roca fruto de excavaciones mineras que enriquecieron a sus habitantes a la vez que destruían la cultura nativa y criaban una generación de población que muere ahora por diabetes; la isla tiene, con una cantidad de población adulta obesa del 94, 5 por ciento, el mayor porcentaje de obesidad mundial por encima de México y Estados Unidos.
El primer presidente de la República de Nauru, Hammer DeRoburt, creó el término 'Naurutopia' cuando el país alcanzó la independencia en 1968 y se hizo con el control del fosfato.
Bajo el nuevo mandato, las excavaciones aumentaron de intensidad. En pocos años, la tierra se convirtió en el paraíso para sus ciudadanos diabetes aparte, aunque estaba asegurado el traslado a Sidney en caso de que el paciente lo necesitara, con toda su familia y los gastos pagados.
La opulencia: las vacas gordas
En esos días de sobreexplotación hay cosas que son hasta pintorescas. Así Hammer DeRoburt decidió por ejemplo que la electricidad también fuera gratuita y que el Gobierno pagaba incluso a empleadas domésticas. Los locales invertían su tiempo en su pasatiempo favorito: dar vueltas alrededor de la isla con sus modernos coches (un paseo de una media hora que repetían sin cesar), ver en la televisión los partidos de fútbol australianos y comer en restaurantes chinos que les acercaban la comida a sus coches en bandeja para que no tuvieran que molestarse en ir hasta la barra.
Eso fue la 'Naurutopia': una tierra perdida donde todo el mundo era feliz y disfrutaba de la vida. Un mito que vivió en 1979 uno de los mayores reconocimientos de su historia cuando la reina Isabel II atracó el Queen Mary en el puerto de la isla y la propuso en su discurso como ejemplo de prosperidad para los países del Pacífico. Pero este sistema no podía durar eternamente.
Con una población empobrecida y enferma, criada en la época de bonanza y que ahora tiene que aprender a hacerlo todo de nuevo, el futuro de Nauru es incierto.
En cuanto a la riqueza, pasa por volver a recuperar tierra fértil que cubra la ruina de rocas y por un proyecto ambicioso, el secondary mining que basa la recuperación en la explotación del fosfato que todavía permanece en el suelo.
"Es un proyecto arriesgado porque la política sigue siendo demasiado inestable", dice Folliet que teme esta "segunda prueba" en la que Nauru debe demostrar que ha aprendido de los errores del pasado. "No pueden volver a fallar".
25 de marzo de 2014
Contaminación O M S El País
Por la gravedad del asunto y respetando su trabajo. Reproduzco una noticia : El Pais 25-03-14
La contaminación mata a siete millones de personas al año, según la OMS
La polución del aire es el principal riesgo medioambiental para la salud
Uno de cada ocho fallecimientos se relaciona con la exposición a ambientes contaminados
Las enfermedades prevalentes son los ataques cardiacos y los accidentes cerebrovasculares
Más de 7 millones de personas mueren anualmente en el mundo a causa
de la contaminación ambiental ya sea fuera o dentro del hogar, lo que
convierte a la polución en el principal riesgo medioambiental para la
salud. Así lo denunció hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) que
presentó las últimas estadísticas sobre contaminación, que demuestran
que una de cada ocho muertes en el mundo están relacionadas con la
exposición a ambientes contaminados.
"Las cifras son sorprendentes, son dramáticas. Y es un problema que afecta a todos, tanto a países en desarrollo como desarrollados. Pero tenerlas ya es un primer paso positivo, porque nos da el conocimiento para poder actuar y resolver el problema", explicó en rueda de prensa María Neira, directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS.
Los cifras actuales surgen de las estadísticas de mortalidad mundial en 2012, y antes de estas, los últimos datos con los que contaba la agencia sanitaria de Naciones Unidas, que databan de 2008, indicaban una cifra de fallecimientos relacionados con la contaminación ambiental de 3,5 millones, exactamente la mitad de los revelados ahora.
Neira especificó, sin embargo, que no debe entenderse que en seis años los casos se han duplicado, sino que nueva metodología y nueva tecnología han permitido hacer una radiografía más precisa de la situación. De los 7 millones de decesos, 3,7 tienen por causa la contaminación ambiental externa, y 4,3 se deben a la polución interna de los hogares, causada mayoritariamente por la combustión para cocinar con madera, carbón o biomasa.
Dado que muchas personas están expuestas tanto a la polución interior como exterior, las estimaciones de fallecimientos no pueden sumarse, y el total estimado de muertes por contaminación se redondea en 7 millones. Los estudios han revelado que el ochenta por ciento de las enfermedades causadas por la contaminación ambiental exterior son dolencias cardiovasculares: un cuarenta por ciento son ataques al corazón y otro cuarenta por ciento son ataques cerebrales.
El restante 20 por ciento de las enfermedades causadas por la contaminación externa lo conforman: las afecciones pulmonares crónicas (11%); el cáncer de pulmón (6%); y las infecciones respiratorias agudas en niños (3%). Con respecto a la polución en los hogares, las principales dolencias que causa son: los ataques cerebrales (34%); los ataques al corazón (26%); afecciones pulmonares crónicas (22%); infecciones respiratorias agudas en niños (12%); y el cáncer de pulmón (6%).
"La polución excesiva es a menudo causa de políticas públicas insostenibles en sectores del transporte, la energía, la industria y la gestión de residuos. En muchos casos, estrategias más sanas también serán más económicas a largo plazo gracias al ahorro en gastos de salud y en la mejora del medio ambiente", señaló, a su vez, Carlos Dora, coordinador de Salud Pública de la OMS.
De los 3,7 millones de muertes causadas por la contaminación ambiental externa, el 88 por ciento de los fallecimientos tienen lugar en países de ingresos medios o bajos, que representan el 82 por ciento de la población mundial. Las regiones del Pacífico Occidental y de Sudeste Asiático son las que más casos padecen, con 1,67 millones de muertes y 936.000 fallecimientos respectivamente. Otros 236.000 decesos ocurrieron en el Mediterráneo Oriental; 200.000 en Europa; 176.000 en Africa; y 58.000 en las Américas. El resto de muertes tuvieron lugar en países ricos de Europa (280.000); Américas (94.000), Pacífico Occidental (67.000), y Mediterráneo Oriental (14.000).
Con respecto a la polución interna de los hogares, la casi totalidad de los fallecimientos tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medios, y sólo 20.000 en naciones ricas. Las regiones del Sudeste Asiático y del Pacífico Occidental fueron las que más muertes contabilizaron, 1,69 y 1,62 millones respectivamente. Otros 600.000 decesos ocurrieron en Africa; 200.000 en el Mediterráneo Oriental; 99.000 en Europa; y 81.000 en las Américas. Por ahora, la OMS no tiene datos de contaminación por ciudades, pero está trabajando en un informe al respecto, que será hecho público en los próximos meses.
El Pais 9 MAY 2014 - 00:00 CET
"Las cifras son sorprendentes, son dramáticas. Y es un problema que afecta a todos, tanto a países en desarrollo como desarrollados. Pero tenerlas ya es un primer paso positivo, porque nos da el conocimiento para poder actuar y resolver el problema", explicó en rueda de prensa María Neira, directora del departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS.
Los cifras actuales surgen de las estadísticas de mortalidad mundial en 2012, y antes de estas, los últimos datos con los que contaba la agencia sanitaria de Naciones Unidas, que databan de 2008, indicaban una cifra de fallecimientos relacionados con la contaminación ambiental de 3,5 millones, exactamente la mitad de los revelados ahora.
Neira especificó, sin embargo, que no debe entenderse que en seis años los casos se han duplicado, sino que nueva metodología y nueva tecnología han permitido hacer una radiografía más precisa de la situación. De los 7 millones de decesos, 3,7 tienen por causa la contaminación ambiental externa, y 4,3 se deben a la polución interna de los hogares, causada mayoritariamente por la combustión para cocinar con madera, carbón o biomasa.
Dado que muchas personas están expuestas tanto a la polución interior como exterior, las estimaciones de fallecimientos no pueden sumarse, y el total estimado de muertes por contaminación se redondea en 7 millones. Los estudios han revelado que el ochenta por ciento de las enfermedades causadas por la contaminación ambiental exterior son dolencias cardiovasculares: un cuarenta por ciento son ataques al corazón y otro cuarenta por ciento son ataques cerebrales.
El restante 20 por ciento de las enfermedades causadas por la contaminación externa lo conforman: las afecciones pulmonares crónicas (11%); el cáncer de pulmón (6%); y las infecciones respiratorias agudas en niños (3%). Con respecto a la polución en los hogares, las principales dolencias que causa son: los ataques cerebrales (34%); los ataques al corazón (26%); afecciones pulmonares crónicas (22%); infecciones respiratorias agudas en niños (12%); y el cáncer de pulmón (6%).
"La polución excesiva es a menudo causa de políticas públicas insostenibles en sectores del transporte, la energía, la industria y la gestión de residuos. En muchos casos, estrategias más sanas también serán más económicas a largo plazo gracias al ahorro en gastos de salud y en la mejora del medio ambiente", señaló, a su vez, Carlos Dora, coordinador de Salud Pública de la OMS.
De los 3,7 millones de muertes causadas por la contaminación ambiental externa, el 88 por ciento de los fallecimientos tienen lugar en países de ingresos medios o bajos, que representan el 82 por ciento de la población mundial. Las regiones del Pacífico Occidental y de Sudeste Asiático son las que más casos padecen, con 1,67 millones de muertes y 936.000 fallecimientos respectivamente. Otros 236.000 decesos ocurrieron en el Mediterráneo Oriental; 200.000 en Europa; 176.000 en Africa; y 58.000 en las Américas. El resto de muertes tuvieron lugar en países ricos de Europa (280.000); Américas (94.000), Pacífico Occidental (67.000), y Mediterráneo Oriental (14.000).
Con respecto a la polución interna de los hogares, la casi totalidad de los fallecimientos tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medios, y sólo 20.000 en naciones ricas. Las regiones del Sudeste Asiático y del Pacífico Occidental fueron las que más muertes contabilizaron, 1,69 y 1,62 millones respectivamente. Otros 600.000 decesos ocurrieron en Africa; 200.000 en el Mediterráneo Oriental; 99.000 en Europa; y 81.000 en las Américas. Por ahora, la OMS no tiene datos de contaminación por ciudades, pero está trabajando en un informe al respecto, que será hecho público en los próximos meses.
El Pais 9 MAY 2014 - 00:00 CET
Tenemos todos los datos, todas las pruebas; lo sabemos, pero de nada
sirve si no actuamos en consecuencia. Hace ya tiempo que se demostró,
sin lugar para dudas interesadas, el daño que la contaminación ambiental
causa en la salud. Los países desarrollados pagaron un alto precio en
muertes prematuras por una industrialización que emponzoñaba el aire. La
imagen de Londres cubierta de una densa niebla —que era en realidad
suciedad— ha quedado como símbolo de esa época negra. Costó mucho
establecer primero la evidencia y aplicar después las medidas, pero se
hizo.
La lógica exigiría que ese conocimiento sirviera para los demás. Pero no. Los países en desarrollo están cometiendo ahora los mismos errores y por la misma razón: la incapacidad para dar prioridad al interés general. Eso explica que casi el 90% de las 1.600 urbes de todo el mundo analizadas por la OMS superen en estos momentos los niveles máximos de contaminación recomendados.
Como gran parte de esas urbes están situadas en países muy poblados y en proceso acelerado de industrialización (China, India), el impacto es mayor. Hasta el punto de que nueve de cada 10 habitantes del planeta respiran aire sucio; y muchos, tan sucio que mueren directamente por esa causa. Se calcula que uno de cada ocho fallecimientos en el mundo es debido a esta contaminación. En India, por ejemplo, se ha convertido en el quinto factor de mortalidad.
La OMS estima que fallecen 2,6 millones por la contaminación del aire que respiran en la calle, y otros 4,3 por la utilización de combustibles dañinos, como el carbón, para cocinar o calentarse. En los países ricos, el aumento del tráfico se ha traducido en un incremento muy preocupante del nivel de partículas en suspensión en las grandes ciudades.
La crisis y sus efectos han desplazado de la agenda pública la lucha contra la contaminación, así que el balance es desolador: en los países emergentes la calidad del aire empeora a un ritmo asfixiante y en los avanzados no solo no mejora sino que en algunas urbes, como Madrid o Barcelona, empeora. Alguien debería responder a la pregunta: si la salud y la vida de tanta gente no son lo más importante, ¿qué es entonces una prioridad?
La lógica exigiría que ese conocimiento sirviera para los demás. Pero no. Los países en desarrollo están cometiendo ahora los mismos errores y por la misma razón: la incapacidad para dar prioridad al interés general. Eso explica que casi el 90% de las 1.600 urbes de todo el mundo analizadas por la OMS superen en estos momentos los niveles máximos de contaminación recomendados.
Como gran parte de esas urbes están situadas en países muy poblados y en proceso acelerado de industrialización (China, India), el impacto es mayor. Hasta el punto de que nueve de cada 10 habitantes del planeta respiran aire sucio; y muchos, tan sucio que mueren directamente por esa causa. Se calcula que uno de cada ocho fallecimientos en el mundo es debido a esta contaminación. En India, por ejemplo, se ha convertido en el quinto factor de mortalidad.
La OMS estima que fallecen 2,6 millones por la contaminación del aire que respiran en la calle, y otros 4,3 por la utilización de combustibles dañinos, como el carbón, para cocinar o calentarse. En los países ricos, el aumento del tráfico se ha traducido en un incremento muy preocupante del nivel de partículas en suspensión en las grandes ciudades.
La crisis y sus efectos han desplazado de la agenda pública la lucha contra la contaminación, así que el balance es desolador: en los países emergentes la calidad del aire empeora a un ritmo asfixiante y en los avanzados no solo no mejora sino que en algunas urbes, como Madrid o Barcelona, empeora. Alguien debería responder a la pregunta: si la salud y la vida de tanta gente no son lo más importante, ¿qué es entonces una prioridad?
21 de marzo de 2014
e-bici
Las bicicletas eléctricas son la opción más básica —y más económica— a la hora de elegir un vehículo motorizado de dos ruedas. Hay dos tipos, dependiendo de si el motor necesita que el viajero dé pedales para funcionar o no. En este primer caso, también se llaman bicicletas de pedaleo asistido. Estas “tienen lo mejor de dos mundos”, señala Miguel Ángel Gallego, de Ecomotorbike, una empresa dedicada a la venta de motos y bicicletas eléctricas. “Haces un bonito ejercicio aeróbico sin hacer un esfuerzo demasiado grande”.
¿Cómo elegir una bicicleta eléctrica? “Lo más barato es transformar tu propia bicicleta”, apunta Gallego. “Hay kits que permiten instalar un motor de hasta 250 vatios (el equivalente a algo más de 0,3 caballos de potencia) y baterías que te dan una autonomía de 50 kilómetros”. Esa potencia de 250 vatios es la máxima que, según una directiva europea, separa a las bicicletas de los ciclomotores. Además, para cumplir la ley, el motor debe desactivarse automáticamente siempre que la bicicleta supere los 25 kilómetros por hora. Hay bicicletas eléctricas que superan esas especificaciones, pero deben ser homologadas para circular como ciclomotores, un proceso que no siempre es fácil. Gallego reclama una modificación legal. “Un motor de 250 vatios sufre si tiene que llevar a una persona de más de cien kilos”, indica. “En otros países, el límite es mayor”. En Canadá, el límite son 500 vatios en la mayoría de las provincias, mientras que en Estados Unidos es de 750.
Además de los kits de montaje, existe en el mercado una variedad de bicicletas eléctricas, con distintos grados de sofisticación y precios que van desde los 750 hasta los 5.000 euros. Estos últimos modelos tienen, incluso, frenos regenerativos que permiten recuperar la energía de la frenada para recargar las baterías. Pero Gallego señala: “Para ese nivel de precio, mejor considerar una moto”.
El mercado de la motocicleta eléctrica en España aún está en mantillas. Según datos de Anesdor, la patronal del sector, en 2013 se matricularon 1.143 vehículos eléctricos de dos ruedas, algo más de un 1% del total. La cifra de motocicletas eléctricas vendidas en 2013 cayó casi un 25% con respecto al año anterior, una caída mayor que la de los vehículos de gasolina. “La realidad es que la tecnología disponible a día de hoy presenta importantes limitaciones en las prestaciones que exigen los usuarios”, señala José María Riaño, secretario general de Anesdor. “Además, es más cara que la tecnología tradicional de combustión”. Gallego coincide con ese punto de vista: “No hay mentalidad. Uno quiere una moto para salir por ahí, y hay muy pocos puntos de recarga mientras hay gasolineras por todas partes”.
Sin embargo, para aquellos que “necesitan la moto para una ruta bien definida” y no tienen problema en hacer una inversión inicial extra, las dos ruedas eléctricas, a la larga, son una buena opción. “De gastarme de 150 a 200 euros en gasoil al mes he pasado a 50 euros de electricidad, como mucho”, apunta Gallego. “Y un motor eléctrico, al estar cerrado, da mucho menos problemas. La revisión anual, básicamente, es mirar las ruedas y las pastillas de freno”. Además, el motor eléctrico hace menos ruido. “Menos estrés”, concluye.
Las bicicletas eléctricas no son solo para el uso urbano. El ayuntamiento de Colmenar Viejo (Madrid), ha aprobado un proyecto para implantar un sistema de alquiler de bicicletas eléctricas. El municipio, grande y con una geografía accidentada, ha visto en esta clase de vehículos la posibilidad de atraer a más visitantes que solo con bicicletas tradicionales.
"Para mucha gente, subirse a una bicicleta y enfrentarse a una cuesta es penoso", señala Mariano de Andrés, jefe de gabinete del ayuntamiento de Colmenar y coordinador del proyecto. "Con una bicicleta eléctrica, uno se cansa menos y se divierte más, que es de lo que se trata".
El proyecto municipal prevé instalar un puesto de alquiler de bicicletas —tanto eléctricas como convencionales— junto a la estación de ferrocarril, para que los visitantes puedan recoger su vehículo, usarlo durante el día, y devolverlo por la tarde para que pueda cargar baterías durante la noche. El plan incluye la compra de una veintena de bicicletas eléctricas, que pueden ser más "dependiendo de la demanda".
El ayuntamiento también está negociando con Renfe Operadora un convenio para que los que lleguen al municipio en tren tengan descuento a la hora de alquilar su vehículo. De Andrés cree que la idea servirá para traer turistas a la localidad. "Hemos entendido que este es un medio moderno de locomoción". El municipio pretende poner en marcha el sistema en marzo, "así que empiece el buen tiempo".
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